Casi todas las grandes ciudades en todo el mundo, cuentan con una o varias guías de arquitectura contemporánea. A veces se especializan en zonas o barrios de la ciudad y hay incluso aquellas que se dedican a la obra de un solo arquitecto en particular. La ciudad de México cuenta con varias de estas ediciones entre las que se encuentran la "Guía de recorridos urbanos por la colonia Hipódromo", "Citámbulos: Guía de asombros de la ciudad de México", la "Guía Barragán" o la "Guía de arquitectura contemporánea de la ciudad de México". Esta última, editada por el Instituto Nacional de Bellas Artes con el soporte de Fomento Cultural Banamex, fue realizada en 1993 por los académicos Louise Noelle y Carlos Tejeda. A pesar de haber sido reeditada y actualizada, primero en 1999 y más tarde en 2002, muchos de los edificios que aparecen en ella han cambiado radicalmente y algunos incluso han desaparecido. La guía cubre un espectro representativo de la arquitectura que sus autores consderan como la más relevante desde el año 1923 hasta 2002.
El libro es especialmente interesante por el rigor científico con el que fue realizado, pero a la vez contiene imprecisiones que plantean algunas interrogantes. ¿Porqué sus autores decideron publicar fotografías antiguas de muchas de las obras, en lugar de imágenes actuales? ¿Acaso la guía tiene la intención de persuadir al visitante de que los edificos permanecen intactos? ¿Hay en la edición alguna carga de romanticismo o apego a la imagen original de las obras?
Los ejemplos más importantes de dichas imprecisiones son varios: en primer lugar, el Conjunto Habitacional Nonoalco-Tlatelolco, construido en 1962 por el arquitecto Mario Pani, que aparece en la guía en fotografías anteriores al sismo que lo dañó en 1985. Situaciones parecidas se pueden apreciar en otras dos obras del mismo arquitecto: la Escuela Nacional de Maestros y el Hotel Plaza, ambos de 1945, los cuales sufrieron daños irreversibles durante el mismo terremoto y sin embargo, las fotografías publicadas muestran su aspecto original. Otras obras han pasado por etapas de remodelación posterior a su construcción que prácticamente las han dejado irreconocibles, como el caso del Hospital de Tuberculosis, diseñado por José Villagrán en 1929 y ampliado por el mismo arquitecto en 1941. Al igual que la Torre de Seguros Anáhuac de Juan Sordo Madaleno (1958), la cual sufrió una remodelación total de su fachada. También es importante mencionar el caso de la antigua sede de la Universidad Iberoamericana en Churubusco, construida en 1962 por Augusto H. Álvarez, la cual colapsó casi totalmente en el sismo de 1979.
Lorenzo Rocha
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