Los Ángeles es la ciudad más fotografiada de la historia, es la ciudad que ha aparecido en mayor número de películas. Resulta extraño pensar que una ciudad que carece de avenidas arboladas y monumentos, haya resultado el lugar donde se han realizado las mayores producciones cinematográficas. Hasta el Siglo XX era París la ciudad que ostentaba este registro, ya que en ella es donde por primera vez se experimentó con la fotografía, con ese “espejo con memoria” de Louis Daguerre.
Recientemente cumplió diez años la película “Los Angeles plays itself”, un notable documental realizado por Thom Andersen. El artista angelino hizo una edición de más de dos horas de duración, en la que incluyó fragmentos de películas de casi todas la épocas y las utilizó como ilustración de sus propias ideas acerca de la arquitectura de la ciudad. El texto de la cinta escrito por el propio autor, es un interesantísimo relato de la percepción de la ciudad y su diversidad. De las etapas de su arquitectura a lo largo del tiempo, del denuesto de algunos estilos y el enaltecimiento de otros y de la documentación de espacios —algunos de ellos perdidos por la presión inmobiliaria— y de la preservación de otros. Andersen afirma que las películas “no se tratan de lugares, sino de historias”, por lo tanto si el espectador se fija demasiado en la arquitectura, quiere decir que no está siguiendo el argumento o no está interesado en la acción. Sin embargo, en este documental la protagonsita es la arquitectura y sus múltiples interpretaciones por parte de los directores de arte de las distintas producciones. El autor menciona en multiples ocasiones algunos filmes como “Blade Runner”, “Dragnet, “L.A. confidential” y “Why do fools fall in love”, por sus diferentes aproximaciones a proyectos emblemáticos del movimiento moderno, que representan un renovado espíritu arquitectónico, pero que casi invariablemente aparecen como casas que pertenecen a criminales.
Andersen habla de la “ciudad como personaje” y también de la “ciudad como argumento”, dos conceptos que presentan visiones frente a proyectos de distintas épocas como la casa Ennis de Frank Lloyd Wright, una de las obras que ha aparecido más frecuentemente en películas, también menciona otras residencias como la casa Lovell de Richard Neutra, o la casa Stahl de Pierre König, que se encuentran entre las locaciones favoritas de los cineastas de Hollywood. De los pocos edificios anteriores al modernismo que ha sido protagonista en los filmes americanos es el Bradbury Building, construido en 1893, que ha aparecido en multiples producciones, desde las más antiguas hasta las futuristas. Este documental confirma la tesis de Wim Wenders, quien afirma que el cine es un fenómeno urbano y que la ciudad es una actriz.
Lorenzo Rocha
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hay avenidas llenas de palmeras... enfiladas, lindas. hay que conocer Los Angeles, porque si existe una gran cantidad de arquitectura del paisaje en esta, la mas fotografiada de todas las ciudades.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, yo voy más de acuerdo con lo que dijo Louis Kahn: "Los Angeles is truth", es una ciudad que no ha opuesto ninguna resistencia al desarrollo inmobiliario, eso es para mí lo más interesante que tiene
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