jueves, 15 de mayo de 2014

PSICOLOGÍA DEL COLOR

El blanco no es un color, es una idea. Cuando estamos seguros de que un muro es blanco, siempre habrá otro material aún más blanco contra el cual compararlo. Es prácticamente imposible lograr un pigmento blanco, sólo la luz es totalmente blanca. Lo que percibimos como color blanco surge de una superficie en la que se reflejan todos los rayos luz de todos los colores. El blanco que vemos es un extremo de la escala de grises, el extremo opuesto es el negro, por lo tanto, podríamos decir que tanto el blanco como el negro, son dos tonos de gris.

El color se percibe mediante la vista, por un fenómeno físico y fisiológico. No es una característica del material, sino del modo como la luz incide sobre éste y las frecuencias cromáticas que refleja. El contexto es también determinante en la percepción óptica del color, un color se percibe de modo distinto dependiendo de los colores que están en su proximidad y de la intensidad y calidad de la iluminación. A la proximidad y combinación de colores se le conoce como "acordes cromáticos", que al igual que en la música, pueden ser consonantes o disonantes. Este fenómeno fue ampliamente estudiado por el pintor alemán Josef Albers, en su libro "La interacción del color". No hay un cánon para la correcta combinación de colores, en la arquitectura la armonía depende de un balance general del interior de un espacio, donde interactúan todos los sentidos. Sin embargo, la principal habilidad de un arquitecto es su manejo de la luz y de la penumbra.

Quizá es más importante la percepción subjetiva de los colores, que su aspecto teórico. Albers decía que si a un auditorio de 50 personas le pidiéramos que pensara en el color rojo, y después cada uno señalara en una catálogo el color que pensó, no habría dos tonos de rojo exactamente iguales. La percepción del color no es universal, es estríctamente singular.

También la percepción del color es un fenómeno psicológico y cultural. Cada color desencadena una reacción emocional en quien lo percibe, de ahí que los ejemplos que conocemos como "Arquitectura emocional", siempre sean espacios con presencia del color. Cuando penetramos en un espacio arquitectónico podemos decir con facilidad si nos provoca serenidad, angustia, opresión, alegría o cualquier otro sentimiento, pero eso también depende de nuestro estado de ánimo, además la reacción emocional frente al mismo espacio puede ser una muy distinta en la primera ocasión que en las sucesivas visitas. De igual modo, en un país puede haber la tendencia a la saturación cromática, como en México, mientras que en otro se prefiera la ausencia de color, dependiendo del sesgo cultural de cada lugar geográfico.

Lorenzo Rocha

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