El espacio se concibe mediante la presencia humana inmersa en un medio delimitado. El sujeto y el medio son indispensables para cualquier visualización espacial. Sin estos dos elementos en presencia simultánea, es prácticamente imposible alcanzar el nivel de abstracción necesario para definir el espacio tridimensional.
Pensemos en un caso sencillo: un individuo entra a una habitación de forma cilíndrica de tres metros de diámetro construida con ladrillo, que mide seis metros de altura y carece de techo. El sujeto se introduce en el medio de la habitación, que se compone del aire contenido en el cilindro y el material del que está construido —el ladrillo— lo delimita por su diferente densidad. Cuando el individuo se percata de que en lugar de techo, sobre su cabeza se encuentra un orificio de forma redonda abierto hacia el cielo, cambia su apreciación, ya que percibe el espacio como un fluido, que se prolonga desde la habitación hasta el cielo, aunque sus limites físicos solo se prolonguen hasta la altura de los muros.
La visualización del espacio se modifica si se altera alguno de sus factores elementales. Por ejemplo: ¿Qué sucedería si la habitación en lugar de estar llena de aire, estuviera llena de agua? Quizá el individuo tendría que entrar en ella desde la superficie y llevaría un tanque de oxígeno. Si estuviera llena de agua, ¿Aún podríamos entender la habitación como un espacio?
Es probable que el artista inglés Richard Wilson, se haya hecho preguntas similares cuando realizó su instalación 20:50, la cual se encuentra de forma permanente desde 1991 en la galería Saatchi de Londres. La obra consiste en la inundación con aceite negro de la Sala #13, la cual fue construida especialmente para albergar la obra. Se entra a la sala por un pasillo delimitado por tres placas de acero que protegen al espectador hasta la altura de la cintura y le permiten penetrar en el ambiente onírico creado por el artista. El aceite se ve en primera instancia como una superficie pulida que refleja el techo de la sala, pero si se sopla levemente sobre él, se puede constatar que se trata de un líquido denso, además el espectador se ve envuelto por su fuerte olor.
Tal vez por casualidad, o por influencia del artista, el director cinematográfico Jonathan Glazer, utilizó un efecto muy parecido para la ambientación de su más reciente producción, "Under the Skin" (2014). En este notable filme de ciencia ficción, aparece un espacio similar al de Wilson, con un suelo negro, donde la protagonista (una extraterrestre, caracterizada por Scarlett Johansson) conduce a sus víctimas, hombres a los que seduce para que la sigan hasta un sitio donde gradualmente se hunden, en medio de una piscina de aceite de la que no pueden salir jamás.
Lorenzo Rocha
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