Coautora de la Guía de Arquitectura Contemporánea de la ciudad de México
por Lorenzo Rocha
con preguntas de: Heidrun Holzfeind
y Christoph Draeger
Desde el año 2005 hasta el 2007, los artistas
Heidrun Holzfeind y Christoph Draeger, llevaron a cabo un trabajo fotográfico
que tomó como punto de partida la edición de 1993 de la guía de arquitectura
contemporánea de la ciudad de México, de la que usted es coautora junto con el
arquitecto Carlos Tejeda.
Quiero
señalar y creo que es correcto hacerlo desde el principio, el tema de la
autoría o coautoría con el arquitecto Carlos Tejeda. Él fue un muy querido
amigo que falleció prematuramente (hará unos 8 ó 10 años), él fue quien tuvo la
idea de hacer el libro. Vino a verme y me dijo: “ya has escrito mucho sobre
arquitectos específicos, ¿porqué no hacemos una guía de arquitectura? Hace
mucha falta.” La idea original de la guía —hay que honrarlo por ello— es de
Carlos Tejeda. Yo respondí que estaba de acuerdo, que se podía publicar con la
ayuda de Banamex, por el interés del banco en las publicaciones y entonces nos
dimos a la tarea de hacerla. Su plan fue muy sencillo, me encargó los textos y
la investigación, y él se ocupó de conseguir las fotografías y los planos de
los edificios y sobre todo, de la parte minuciosa y compicada de realizar los
mapas de la ciudad y localizar las obras con exactitud. Los mapas fueron
dividos por zonas para facilitar su reducción al formato del libro, se hizo un
plano de referencia y pequeños mapas de las zonas. Los mapas fueron dibujados
por Rodolfo Santa María, después fueron digitalizados e incluidos en la
edición. Ésta fue la división del trabajo por lo que respecta a las obras, la
redacción y la parte técnica para la cual, por mucho que yo escribiera, se
necesitaba de sus conocimientos. Por ello, en el libro a veces escribo en
singular, cuando se trata de una opinión propia y otras veces se trata de
enunciados que hacemos Carlos y yo en plural. La investigación historica es mía
y el complemento necesario para que el material fuera publicable es suyo. Esto
está claramente explicado en la introducción de la guía original. Para decidir
qué obras incluir yo tenía una idea, pero juntos decidimos convocar a un comité
editorial que me había funcionado muy bien para el libro “Arquitectos contemporáneos”,
los arquitectos me ayudaron a decidir qué obras les parecían bien para la guía
y también ayudaron a balancear la cantidad de obras que convenía incluir de
cada arquitecto, además de limitar el tamaño del libro. Por lo que quedamos en
unas 100 ó 120 obras para tener un material manejable. Por ejemplo, algún
arquitecto que hubiera hecho cinco obras en el mismo año, escogíamos las dos
más relevantes. Usamos criterios lógicos que hicieron que esa parte del trabajo
resultara muy interesante y divertida. Las reuniones se llevaron a cabo en el
despacho de Ricardo Legorreta, quien siempre fue muy buen amigo mío y muy
generoso. Nos reuníamos muy cómodamente —con café y galletas— a revisar la
lista de obras que yo preparaba previamente, la discutíamos entre todos y poco
a poco decidíamos cuáles debían quedar en la guía. En cuatro sesiones
conseguimos armar el libro, les estoy muy agradecida a los arquitectos por
aportar su visión personal, que proviene de diferentes generaciones y
diferentes acercamientos. Los arquitectos fueron Mario Pani, representado a la
generación mayor y por su experiencia en la revista “Arquitectura México” tenía
muy buen conocimiento del panorama. También participó el arquitecto Teodoro
González de León, Javier Moysén, historiador del arte no experto en
arquitectura, aunque sabía mucho de arquitectura, él trabajó en el Instituto de
Investigaciones Estéticas de la UNAM y falleció hace unos 8 años, y había una o
dos personas más que en este momento no recuerdo (Aurelio Nuño, Mario Schjetnan
y ocasionalmente Carlos González Lobo). Las opiniones tenían que ver con los
conocimentos de cada uno de los participantes y también con el estado de
conservación de cada edificio o su importancia en la historia de la
arquitectura. Se incluyeron obras por distintas razones, resultaron de nuestras
conversaciones, que fueron muy enriquecedoras para mí. No pretendo evadir mi
responsabilidad trasladándola a un grupo de personas, asumo que en toda selección hay omisiones que a veces
disgustan a quienes no fueron incluidos, nuestro objetivo fue incluir las
obras que consideramos las más
importantes, las que se debían visitar. En ese sentido muchas personas,
historiadores del arte de otros países me han comentado que la guía les ha
servido mucho. En un congreso reciente Ruth Verde Zein, una historidora
brasileña, me elogió por la guía y me dijo que gracias a ella había encontrado
todo lo que buscaba, y es verdad que hicimos el mayor esfuerzo para incluir las
obras que más importancia tienen, con sus necesarias excepciones, por el mal
estado de algunas, solo en los casos en que la importancia de la obra ameritara
incluirla a pesar de su mala conservación. Algunas obras han sido destruidas en
el transcurso de una edición a otra y hemos tenido que reemplazarlas por obras
de importancia similar.
¿Que opina usted respecto al hecho de que su
libro inspiró a dos artistas a visitar cada edificio publicado en éste y tomar
una nueva fotografía de cada uno de los edificios, desde el mismo ángulo?
Por una parte es halagador que un trabajo que yo hice, un libro, le haya
interesado a dos artistas hasta este punto. Por otra parte, de cierta manera
puedo decir que me reconforta o me reasegura en el hecho de que yo lo planteé
precisamente así, como un libro para poder visitar arquitectura, como lo que
es, una guía y me doy cuenta entonces que por lo menos en este caso, sí cumplió
con su cometido, sí tuvo una utilidad. Porque a diferencia de otras
publicaciones que he hecho, que pueden ser monografías sobre un solo artista, o
bien artículos sobre un tema en particular, de una casa habitación o cuestiones
de ese tipo, en este la idea es tener textos breves, fotografías, y si el
interesado quiere saber más sobre una obra, que pudiese servir también como un
libro de texto. Cuando esa obra arquitectónica en particular había sido
publicada en un libro o en una revista de mi conocimiento, lo indicaba abajo,
casi cada ficha lleva una referencia bibliográfica, salvo algunas que no están
publicadas en ningún lugar en especial. Pero eso era adicional, en caso de que
alguien quisiera saber algo más sobre ella. Cuando alguien quiere estudiar la
arquitectura, pero no vive en la ciudad de México, no la puede visitar más que
en alguna ocasión esporádica, la guía tiene esa segunda utilidad. Entonces para
mí además del halago, este proyecto me señala que no estaba tan mal encaminada
al hacer esta guía.
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