jueves, 4 de septiembre de 2014

MÁQUINA DE LA FELICIDAD

¿Hay alguna similitud entre la ciudad moderna y el supermercado? A simple vista parece no haberla, pero si miramos con mucha atención, las calles podrían parecerse a los pasillos de los grandes almacenes, los frigoríficos podrían pasar por edificios de apartamentos y las cajas se asemejarían a los peajes de las salidas a las carreteras. Además la ciudad contemporánea opera en estrecha relación con el consumo, el trabajo, el transporte y las transacciones financieras. Por lo tanto, la relación entre los conceptos de la ciudad y del supermercado es tanto física como simbólica.

Esta es la visión del artista londinense Mark LascellesThornton, quien invirtió tres años de su vida en un dibujo monumental, llamado "The Happiness Machine". La obra se compone 8 paneles dibujados con un notable nivel de detalle, que ensamblados cubren un área vertical de 4 metros cuadrados.

El dibujo de Thornton es sin duda muy interesante por su valor estético, sin embargo resulta aún más relevante desde el punto de vista ético para la arquitectura y el urbanismo de nuestros días. El artista se pregunta sobre el sentido de las ciudades, y afirma: "Las ciudades se fundamentan en la relación entre las personas, sin relaciones humanas no hay ciudad. Nuestra civilización necesita ciudades, pero ahora estamos poniendo en riesgo su supervivencia con nuestro uso irresponsable de los recursos no renovables". En entrevista publicada en el portal de Internet Archidaily (Stott, Rory. "Artist Mark Lascelles Thornton On His Completed Masterwork: “The Happiness Machine”", 27 de agosto de 2014), Thornton critica los rascacielos que se construyen ahora en China e Inglaterra, opina que la sostenibilidad es una palabra ambigua, ya que si bien es posible construir edificios con bajo consumo energético y bajo impacto ambiental en sí mismos, sus miles de ocupantes no están en el mismo nivel de ahorro en sus propias prácticas, como en sus medios de transporte y en su producción de desechos, entonces en realidad no se puede decir que la ecuación entre usuarios e inmuebles arroje resultados positivos desde el punto de vista ecológico.

La analogía entre ciudad y supermercado se vuelve más comprensible, ahora que hemos traspasado el umbral hacia una civilización mayoritariamente urbana. La ciudad global, o mejor dicho, el conjunto de las metrópolis son la materialización de las relaciones económicas entre las personas. Ahora los intercambios comerciales y culturales se realizan directamente entre los ayuntamientos de las capitles mundiales, sin necesidad de la tutoría de los países a los que pertenecen. Así Shangai se relaciona con Londres. México con Los Ángeles o Tokio con Buenos Aires, sin depender exclusivamente de sus gobiernos nacionales.

Lorenzo Rocha

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