La ciudad de México ha recibido a cientos de miles de personas extranjeras que por razones políticas o económicas han debido dejar sus países. Desde hace más de cien años, migrantes de países como Líbano, Japón, España, China, Alemania, Estados Unidos, Argentina, Corea, Uruguay, Polonia y Chile, entre otros, han hecho de nuestra ciudad su morada definitiva y por consiguiente han enriquecido nuestra cultura y nos han acercado a la condición de metrópolis cosmopolita.
Las manifestaciones culturales en las que han participado los migrantes han sido muy diversas y se relacionan con sus propias identidades e idiosincracias. Se puede notar que en la historia reciente de las humanidades en nuestro país han tenido notable influencia las aportaciones de personalidades intelectuales en el exilio, lo cual ha propiciado el relevante nivel educativo y de investigación de nuestras instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigaciones y Docencia Económicas y el Colegio de México. También la investigación científica y el desarrollo tecnológico en nacional han gozado del beneficio de personajes importantes que han llegado de otros países.
Otros campos de la cultura nacional, tan variados como el cine, el arte y la gastronomía, han evolucionado de la mano con las migraciones. Por supuesto la arquitectura también ha sido un campo donde ha sido indudable la influencia de talentos extranjeros.
Algunos de los arquitectos extranjeros más destacados que realizaron casi toda su obra en nuestro país, se cuentan entre los grandes maestros del modernismo y su importacia es tan grande a nivel nacional, como lo ha sido en el mundo entero. El primero de ellos es Félix Candela, nacido en Madrid, España en 1910 y fallecido en Estados Unidos en 1997. La arquitectura moderna mexicana seguramente no hubiera sido la misma sin las brillantes estructuras paraboloides de Candela, además sus colaboraciones con otros arquitectos mexicanos como Enrique de la Mora, Manuel Larrosa y Mario Pani, dejaron una estela de grandes obras como el Palacio de los Depotres, la Iglesia de la Medalla Milagrosa y otras más que han marcado la historia de nuestra ciudad.
Sin duda Vladimir Kaspé es otro arquitecto migrante que dejó una huella indeleble en nuestro paisaje urbano. Kaspé nació en Harbin, China en 1910 cuando este territorio estaba dominado por Rusia, emigró a París donde estudió arquitectura y en 1942 se asiló en México, donde falleció en 1996. La obra funcionalista de Kaspé es un ejemplo de coherencia y de integración plástica. Aunque algunos de sus edificios han sido demolidos, como el Super-servicio Lomas, aún se pueden apreciar importantes obras como los Laboratorios Roussel y el Liceo Franco Mexicano.
Lorenzo Rocha
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