jueves, 14 de enero de 2016

PATRIMONIO VEGETAL

El mayor tesoro que puede tener el propietario de un terreno son sus árboles. La tierra es muy valiosa, sobre todo el suelo urbano, ya que es un bien limitado y que escasea en ciudades como la nuestra. Pero el mayor crimen que se puede cometer contra el patrimonio inmobiliario es la tala de los árboles existentes. Todo proyecto arquitectónico debe comenzar por un levantamiento topográfico que incluya la posición y dimensiones exactas de las especies vegetales presentes en el solar a edificar. La primera acción debe ser su salvaguarda y la siembra de nuevos árboles para el proyecto futuro.

Un arbol común, dependiendo de la especie de la que se trate, tarda al menos cinco años en crecer a una altura de tres metros. Por lo cual, la presencia de algún ejemplar de más de diez metros de altura en un terreno determinado, es de incalculable valor, ya que habría que esperar al menos treinta años para que un arbol nuevo alcance esa altura y sus ramas se extiendan en un radio de al menos seis metros. El mejor ejemplo de la sensibilidad por los jardines y las fuentes es sin duda la arquitectura de Luis Barragán, quien siempre puso una especial atención en los árboles como elemento primordial de sus proyectos. No puedo dejar de mencionar el fraccionamiento las Arboledas y sus enormes eucaliptos que guian la vista por el Paseo de los Gigantes, que remata con la Fuente del Bebedero. Este desarrollo es de los años sesenta, cuando la tendencia a la densidad privaba en la ciudad de México.

Si observamos los jardines y los parques públicos de nuestra ciudad, nos daremos cuenta con facilidad de su antigüedad. En la ciudad de México el parque más antiguo es la Alameda central, que cuenta con una vegetación majestuosa, ya que fue sembrada hace 150 años. Otros parques realizados en el Siglo XX, como el bosque de Chapultepec, respetaron la vegetación prexistente y ha pasado el suficiente tiempo para que hayan crecido sus árboles nuevos.

Durante un periodo muy afortunado del urbanismo mexicano, el mayor atractivo de una colonia nueva eran sus espacios verdes y su estrategia de venta se basaba en estos. La colonia Hipódromo-Condesa pregonaba en su época ser la zona de la ciudad con más metros cuadrados de parques por habitante y esta consigna figuraba en su publicidad comercial. Los empresarios Basurto y de la Lama, quienes también urbanizaron Polanco y las Lomas de Chapultepec, siguieron esta tendencia hasta mediados del siglo pasado.

Desgraciadamente la tendencia cambió en los siguientes proyectos inmobiliarios en nuestro país, ya que el atractivo de la privacidad y la seguridad, desplazaron a los valores del espacio público. Hoy en día la jardinería es un tipo de decoración accesoria y prescindible para los arquitectos.

Lorenzo Rocha

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