El Paseo de la Reforma se está convirtiendo rápidamente en un corredor urbano poblado en su mayoría de edificios altos, lo cual hará inviables a las construcciones bajas que predominan en la actualidad. Durante los últimos cinco años, se han terminado de construir tres edificios que tienen entre 40 y 50 pisos, en el próximo lustro serán un total de diez. Cuatro de estos diez inmuebles se concentran en un lugar específico: el cruce entre el Circuito interior y Reforma. Allí se construyó en 2003 la Torre Mayor, que ocupó el primer lugar de altura en México durante 13 años, pero desde este año fue rodeada por otros tres rascacielos más altos: La Torre BBVA, la Torre Reforma y Chapultepec Uno, que se concluirá el año próximo.
Para los arquitectos que se dedican al diseño de edificios altos, como Richard Rogers, la elección del lugar idóneo es crucial para su diseño. El arquitecto inglés es coautor junto con Víctor Legorreta del proyecto para la Torre BBVA, él opina que el sitio donde se construyó es fantástico por no ser un gueto de oficinas, sino una zona vibrante de usos mixtos, Legorreta opina que el sitio funciona como una puerta hacia el Paseo de la Reforma.
¿Porqué en todas las ciudades los edificios altos tienden a agruparse? Las razones dependen del contexto de cada ciudad. Por ejemplo en Manhattan, los edificios altos están concentrados en dos zonas: el extremo sur de la isla y su parte media. En el caso de Nueva York, esas dos zonas son las más propicias para la construcción en altura, ya que la capa de roca de mayor dureza, el esquisto, se encuentra más cerca de la superficie, lo cual economiza la construcción al no requerirse de excavaciones profundas. Otra razón, aplicable también al caso de México, es la escasez del suelo urbano edificable, lo cual impulsa a los promotores inmobiliarios a buscar soluciones en altura para obtener el mayor provecho del terreno disponible.
El tercer motivo para la agrupación de los rascacielos, es la economía de los costos de operación, que resulta del aprovechamiento de la infraestructura instalada, como drenaje, agua, electricidad, vialidad y transporte.
En ese sentido el propio Rogers critica una característica de la torre que él mismo construyó: “En la ciudad de México, hemos incluido 2,900 espacios en el estacionamiento del BBVA, en Londres terminamos en 2014 el edificio Leadenhall que tiene solamente 15 plazas de estacionamiento.” Las ordenanzas de Londres prohiben incluir estacionamientos en los edificios, más allá de los mínimos requeridos para discapacitados, mientras que en México la normativa obliga a construir gran cantidad de espacios para coches, alentando a las personas a desplazarse en medios privados de transporte.
En la zona de Reforma y el circuito interior, las infraestructuras viales y de transporte público no han crecido al mismo ritmo que la construcción de edificios altos, lo cual seguramente provocará problemas graves de movilidad a corto plazo.
Es muy importante que el sector inmobiliario actúe con mayor responsabilidad y se involucre más profundamente con la planificación urbana, de no hacerlo, seguirá sembrando focos para futuros conflictos urbanos, que harán que la contaminación, el tráfico y el estrés de los ciudadanos, termine con la fuente de riqueza y desarrollo que lo han motivado a emprender estas monumentales construcciones.
Lorenzo Rocha
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