jueves, 30 de marzo de 2017

INSTITUCIONES

En un texto muy interesante publicado en 1974, el escritor francés Denis Hollier escribe: “El término Arquitectura se refiere a todo aquello que hay en un edificio que no es posible reducirlo dentro de la categoría de construcción, todo lo que permite a la edificación escapar de cuestiones puramente funcionales, todo lo que pertenece a sus cualidades estéticas”. En el mismo ensayo titulado: “Metáforas arquitectónicas”, Hollier se refiere a la condición estética de la arquitectura como el soporte de la representación del significado del edificio. La arquitectura, según Hollier, es idéntica al espacio que representa, ya sea religioso, político, conmemorativo o de cualquier otro tipo, la arquitectura invariablemente representa algo más que a sí misma. Con ello, los elementos arquitectónicos como las fachadas, los pilares, los cimientos o las piedras angulares, son metáforas que operan mediante un lenguaje gestual, comunicando al público ideas como la solidez, la grandiosidad, el poder o el misticismo de las instituciones a las cuales representan.
Últimamente me ha sorprendido negativamente la sequía que sufrimos en México en cuanto a la producción de arquitectura relevante, en nuestro país se construye mucho pero se hace poca arquitectura de calidad. Esto se ve con mucha claridad en el reciente anuncio de los premios de la XIV Bienal de arquitectura mexicana. La mayor parte de los edificios que se concluyen cotidianamente, al menos en la ciudad de México, sirven a fines económicos privados. Todos los días se termina algun nuevo edificio de apartamentos, torre de oficinas o centros comerciales privados, que tienen muy poco contenido expresivo y prácticamente ningún contenido crítico, ni experimental. Esto es lógico, dado que los intereses económicos privados tienen muy poca relación con la experimentación, requieren de formulas ya probadas para garantizar su éxito comercial, que evidentemente abren poco espacio para la exploración estética.
En el ultimo año también se han construido otro tipo de obras culturales, religiosas, gubernamentales o para algunas instituciones educativas. Sin embargo, su cantidad ha sido menor y extrañamente, han sido hasta cierto punto contagiadas del lenguaje inexpresivo propio de la arquitectura comercial. La expresión arquitectónica de algunos museos recientes se parece mucho al lenguaje formal de los centros comerciales o las tiendas departamentales. Algunas otras estructuras públicas también han caído en el uso de lenguajes propios de la arquitectura privada, probablemente por el dominio de ésta en el espectro de la producción arquitectónica nacional.
Si seguimos el razonamiento de Hollier para intentar analizar el estado de la arquitectura actual en nuestro país, podríamos también atribuir la mala calidad arquitectónica a la crisis de muchas de nuestras instituciones. Los espacios públicos y los equipamientos culturales, de salud, educación, justicia y demás, representan a las instituciones del Estado, las cuales han reducido su participación como promotoras de las nuevas sedes de servicios. Con la fórmula económica mediante la cual los espacios públicos son concesionados a operadores privados, disminuye notablemente la representatividad de la actividad arquitectónica y artística. Quizá la baja calidad de nuestra arquitectura responde directamente a la crisis de nuestras instituciones públicas.
Lorenzo Rocha

jueves, 23 de marzo de 2017

VIVIENDA EXPERIMENTAL

Hace tiempo que no escuchamos nada en México acerca de algún programa de vivienda que pretenda experimentar soluciones más allá de los prototipos mínimos que hemos visto repetirse a lo largo de las últimas dos décadas. La principal razón es que el problema de la falta de vivienda dejó de ser un tema arquitectónico para convertirse en un problema financiero. No solo en México, sino en todo el mundo la vivienda no gira alrededor del diseño y la construcción sino del crédito bancario, los promotores de vivienda popular no venden casas, venden créditos.
Últimamente hemos observado arquitectos que han intentado abordar el tema de la vivienda con mayor o menor éxito, entre ellos destaca el arquitecto chileno Alejandro Aravena con su proyecto de vivienda incremental, el cual ha conseguido edificar alrededor de 2300 “medias casas”, que han sido terminadas por sus usuarios.
Esta idea está presente entre las opciones para dar casa a las clases populares al menos desde hace 55 años, por ejemplo en Perú, el arquitecto Luis Marcial construyó en 1961 un conjunto en la localidad de Ventanilla, llamado Ciudad Satélite en el que serían precisamente sus habitantes, los encargados de completar la construcción de sus casas.
También en Perú en 1965 comenzó un proyecto de gran importancia que se llamó Previ (Proyecto experimental de vivienda), impulsado por el entonces presidente Fernando Belaunde, quien era arquitecto. Alrededor de 1960 el presidente comenzó a consultar con expertos para explorar nuevas formas para mitigar el flujo de personas que migraban del campo a la ciudad y evitar la propagación de asentamientos informales que estaban creciendo aceleradamente en la capital Lima. El proyecto fue convocado a concurso internacionalmente por el programa de la organización de naciones unidas para el desarrollo, entonces dirigido por el urbanista y arquitecto británico Peter Land. El planteamiento del Previ se centró en el desarrollo de sistemas prefabricados de construcción, para mejorar la economía de los proyectos y en la flexibilidad de las casas para que fuera posible ampliarlas y modificarlas sin alterar la unidad de los conjuntos habitacionales.
La primera etapa del Previ, fue un conjunto de 1500 viviendas a las afueras de Lima. El proyecto fue desarrollado por el Banco peruano de la vivienda, en un amplio terreno dividido en 24 secciones de las cuales la mitad fue diseñada por arquitectos peruanos entre los que destacan: Paredes, Zanelli, Morales y Chaparro. La otra mitad fue desarrollada por equipos de arquitectos de 12 países entre los que se cuentan: Correa (India), Stirling (Reino Unido), Van Eyck (Países Bajos), Alexander (Estados Unidos) y Kurokawa (Japón).
Todos los proyectos fueron acompañados por guías técnicas para facilitar su crecimiento, confiando en que éstas serían de utilidad para las ampliaciones y modificaciones que los dueños decidieran hacer con sus propios medios. Otra virtud del programa fue su variedad de espacios públicos mantenidos por los propios habitantes, con prioridad para los peatones sobre los automóviles.
Ahora que han pasado más de 50 años desde la iniciativa peruana y en vista de que el problema de la falta de vivienda digna siempre se encuentra lejos de encontrar solución, quizá nos seguiremos preguntando: ¿Cuando volveremos a ver nuevas propuestas colaborativas para solucionar el problema de la escasez de vivienda?
Lorenzo Rocha

jueves, 16 de marzo de 2017

INTERSECCIÓN

En la Facultad de arquitectura de la UNAM, los profesores me enseñaron que el proyecto arquitectónico es el medio primordial para la expresión de nuestra disciplina, esto lo aprendí tras cinco años en los que se le daba prioridad absoluta al taller de proyectos, por encima de todas las demás asignaturas teóricas o prácticas, las cuales parecían justificar su existencia únicamente como conocimiento de apoyo a la enseñanza de la composición.

Años más tarde, el ejercicio de la profesión me planteó una paradoja: como arquitecto es extremadamente difícil conseguir un encargo para la construcción de un proyecto y conseguirlo mediante un concurso es aún más improbable. Entonces, ¿para qué me servirían los conocimientos adquiridos en la universidad? Sin embargo, la experiencia me ha enseñado que hay muchos otros campos además de la construcción, donde se requieren los servicios de los arquitectos. Las habilidades adquiridas en la facultad nos permiten incursionar en los campos del urbanismo, la historia del arte, la crítica, el desarrollo inmobiliario y muchos otros más. La carrera de arquitectura es formativa, no necesariamente informativa.

Gran parte de la construcción que se hace hoy en día, aporta poco o nada a la arquitectura, la que sí lo hace es minoritaria, sin disminuir por ello su impacto y relevancia. Por lo contrario, otras disciplinas como el arte, la fotografía, y la escritura, cuando utilizan al espacio como materia de estudio, contribuyen a ensanchar el horizonte de los conocimientos de los arquitectos.

La arquitectura es un fenómeno cultural que sucede en la intersección de todas sus representaciones, siendo la construcción una de ellas, pero sin menospreciar al dibujo, la fotografía y los textos que se dedican a ella. Ahora puedo afirmar con seguridad que no toda la arquitectura debe existir físicamente, también nos interesan las ideas e imágenes de ediicios que nunca se construyeron, ni se construirán en el futuro. Incluso de aquellos que si fueron materializados, es importante tomar en cuenta los dibujos, fotografías y textos que se refieren a ellos, como parte de su arquitectura.

Algunos edificios que han sido demolidos han influido en las ideas arquitectónicas más que otros que aún están en pie. Tal es el caso del edificio Larkin de Frank Lloyd Wright, construido en Buffalo en 1905 y demolido en 1950, tras la quiebra de la compañía jabonera que lo mandó construir. Otros que nunca fueron construidos, también aportaron grandes avances para la arquitectura, como el Palacio de los Soviets, proyecto constructivista de Boris Iofan, comenzado en 1930, pero nunca finalizado debido al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, la cual también truncó otros proyectos como la “Citta Nuova” del arquitecto Antonio Sant’Elia, representante del movimiento futurista en Italia.

Lorenzo Rocha

jueves, 9 de marzo de 2017

BLANCO SOBRE BLANCO

El pintor estadunidense Robert Ryman (EEUU, 1930) pinta cuadros blancos, para él: “El blanco es sobre todo un instrumento para ver más”. El artista resuelve sus cuadros de varias maneras, mediante la textura que sustituye a la expresión del color, utilizando colores debajo del blanco que en ocasiones son perceptibles y por último separando los cuadros de la pared para diferenciar el blanco del cuadro del blanco del muro.
Todas estas técnicas son descritas por Robert Storr, quien es experto en Ryman, como: "Soluciones de problemas que nadie sabía que existían". Para Storr, quien el sábado pasado dió una brillante conferencia durante la inauguración de la exposición de Ryman en el Museo Jumex, el artista radical es capaz de crear una tendencia y después seguirla. El historiador y crítico de arte explicó la materialidad de la pintura de Ryman y su teoría sobre la imposibilidad de la abstracción.
Tres de las obras expuestas en el Museo Jumex, son en mi opinión las que expresan con más claridad la idea de que la ausencia de colores y formas definidas obliga al espectador a estar más alerta y a abrir su mente para percibir lo que el artista intenta trasmitirle a través de ellas. La primera obra es un panel blanco apoyado sobre el suelo y separado del muro mediante dos soportes de aluminio, lleva el título de "Factor" (1983). La segunda se titula "Accord" (1985), consiste en un panel de aluminio vertical, atornillado al muro del cual solo una sección cuadrada en alto relieve está pintada de blanco. Finalmente, la tercera obra, "Pair navigation" (1984), es un panel de fibra de vidrio soportado por un marco de aluminio que en dos puntos está sujetado al muro y cuenta con dos soportes que se apoyan sobre el suelo, como si se tratra de una mesa. Las tres obras son expresiones del deseo del artista de diferenciar la superficie blanca de los cuadros, de los elementos que componen la galería, los planos
veritcales (muros) y horizontales (pisos), mediante composiciones espaciales.
En arquitectura, el personaje cuyas ideas se parecen más a las de Robert Ryman y sus contemporáneos como Mark Rothko, es sin duda Ludwig Mies van der Rohe, quien buscó durante toda su carrera construir espacios con "casi nada", cuando ningún otro arquitecto más pretendía
hacer lo mismo. Mies fue un arquitecto radical en el mismo sentido en que lo fueron los artistas de su tiempo. La de Mies es una arquitectura sutil, que solamente se comprende mediate la experiencia
física del espacio y cuyo rigor en el uso de los materiales y discreción en cuanto a la forma, la hacen única e irrepetible.
Lorenzo Rocha

jueves, 2 de marzo de 2017

IDEAS URBANAS

En su libro "Idea of a town" ("La idea de la ciudad", 1976) Joseph Rykwert, el célebre crítico e historiador de la arquitectura, declara que en su opinión las ciudades deben siempre expresar la idea de justicia y la igualdad entre los individuos. Desgraciadamente, la creciente privatización de los espacios públicos en las grandes ciudades ha convertido a los ciudadanos en simples consumidores. Rykwert califica a la publicidad exterior como un acto antisocial, de igual manera opina que el vandalismo, las frases y dibujos pintados sobre los carteles publicitarios, también son manifestaciones antisociales, pero de un tipo distinto.

Resulta muy interesante la combinación de los mensajes entre los anuncios publicitarios y los grafitti pintados sobre ellos, entre estos dos objetos que van en contra del espíritu público, condensan una forma de balance e igualdad al convivir en el mismo espacio. Para Rykwert el capitalismo neoliberal ha dañado profundamente la posibilidad de un tejido urbano sano. Él pone como ejemplo de una revitalización positiva, la intervención de la urbanista Jane Jacobs sobre Washington Square, en Nueva York, como un ejemplo de energía positiva para una comunidad local. Pero al mismo tiempo admite que sería demasiado optimista confiar en que todas las ciudades conseguirán inyectar el mismo optimismo a sus comunidades locales.

Ciertamente la expresión de igualdad y democracia estuvo impresa en la obra pública durante el Modernismo, esas fueron las intenciones del Estado que se manifiestan en la integración plástica, muy presente en la ciudad de Mexico de los años treinta a los sesenta. Sin embargo dichas intenciones se han diluido a partir de la desincorporación de la obra pública y el gobierno, propia del sistema capitalista neoliberal, cuyas prioridades económicas están por encima de las necesidades sociales.

El crítico inglés de origen polaco, que sobrepasa los noventa años, piensa que lo único que puede generar un cambio profundo en la forma de hacer cuidades es una situación de inconfromidad extrema de sus habitantes. En las ciudades actuales existen numerosos focos de conflicto como la inseguridad, el tráfico, la contaminación, los altos precios del alquiler, etcétera, que generan infelicidad a sus habitantes, pero no la suficiente como para que reaccionen y rechacen el modelo de ciudad prevaleciente.

La lucidez del pensamiento crítico de Rykwert ha resultado en cuestioamientos profundos a la forma moderna de hacer arquitectura y ciudad. Su influencia directa sobre arquitectos como David Chipperfield, que fueron sus alumnos, asi como la más extendida esfera de los lectores de sus textos, lo hacen un personaje que ha tenido un impacto sensible sobre la arquitectura construida, desde su trabajo de escritura.

Lorenzo Rocha

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