jueves, 20 de abril de 2017

LA NUBE

Pocos artistas contemporáneos entienden tan bien la experiencia visual de la escultura como Anish Kapoor (Bombay, India 1954). El artista indio reside en Londres desde 1970 y en sus más de cuatro décadas de producción artística ha explorado la forma esférica como el principal elemento generador de su trabajo. Sus espejos y figuras monocromáticas cóncavas y convexas han sido realizadas en distintos materiales que le han permitido crear ambientes en los que el público se siente envuelto y partícipe protagónico en la experiencia de las obras escultóricas.
Entre sus obras destacan las esculturas que ha instalado en espacios públicos, ya que su sensibilidad hacia el contexto urbano donde las ha instalado es realmente notable.
Indudablemente la escultura pública mejor realizada por Kapoor es Cloud Gate, una pieza de 10 x 20 x 12.8 metros de altura en su punto más alto, construida en acero inoxidable. La escultura fue realizada en 2004 para ocupar una pequeña plaza sobre la avenida Michigan, dentro del parque Millenium de Chicago. Aunque no es una pieza de grandes dimensiones, los efectos visuales de sus superficies curvas exteriores e interiores, generan un efecto muy potente sobre sus alrededores.
Es común escuchar opiniones favorables acerca de la calidad de la arquitectura de la ciudad de Chicago, algunas personas la describen acertadamente como un “museo arquitectónico al aire libre”. El efecto espectacular de la ciudad no es obra de la casualidad, ya que los chicaguenses llevan casi dos siglos desarrollando su arquitectura, son los inventores del rascacielos y han contribuido notablemente al desarrolo de la arquitectura moderna y el estilo internacional. También se trata de una de las ciudades con mayor presencia y calidad en cuanto a la escultura pública, existen piezas notables de Calder, Picasso, Plensa, Dubuffet, Chagall, Miró y cientos de artistas más, en parte gracias a un programa que obliga a los promotores a destinar el 1.33% del presupuesto de construcción o renovación de edificios y espacios gestionados por el gobierno para la comisión de obras de arte público.
La pieza de Kapoor se materializa como un gran espejo panorámico que refleja a la ciudad, una idea sencilla pero de gran riqueza que ha generado una atracción inusitada en los años que han transcurrido desde su construcción. El principal acierto de la obra es su repercusión en la experiencia visual de la ciudad y de la gente que se refleja en ella, más que su propia materialidad. Kapoor hizo una aguda lectura de la esencia visual del emplazamiento de su obra.
El “frijol”, sobrenombre con el que se le ha denominado popularmente, demoró muy poco tiempo en convertirse en una obra emblemática de la ciudad, visita obligada para el turista y lugar ideal para hacerse un autoretrato o “selfie”.
Lorenzo Rocha

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