jueves, 13 de septiembre de 2018

CIUDADANOS

La participación ciudadana en procesos arquitectónicos y urbanísticos ha cambiado mucho durante los últimos cincuenta años. Dichos cambios se relacionan principalmente con la evolución de la democracia, hoy sin duda los gobiernos son en general, mucho menos autoritarios de lo que eran en los años sesenta del siglo pasado. Las condiciones que permitieron consensuar el plan urbanístico para el centro histórico de Bolonia en los años setenta, han cambiado radicalmente en nuestros días.
Los arquitectos debemos ser muy cuidadosos al tratar con los deseos y expectativas del público. Es positivo que intentemos consultar y tomar en cuenta las opiniones de los ciudadanos, pero no prometerles falsedades y hacerles creer que los proyectos se harán siguiendo al pie de la letra sus deseos. Es un error muy frecuente que los arquitectos interesados en la participación social, realicen su trabajo solo superficialmente y utilicen las encuestas y reuniones con usuarios solamente como mecanismos de validación de sus proyectos.
También los gobiernos a nivel municipal han abusado del concepto de participación ciudadana, de nuevo, seguramente sus intenciones son buenas, pero los resultados de sus consultas públicas son rara vez vinculantes y en la mayoría de los casos los ciudadanos se sienten defraudados por los resultados.
La sociedad actual tiene gran capacidad de auto organización, no necesita que los arquitectos o el gobierno los convoquen para expresar su apoyo u oposición a un proyecto que afecte en particular a sus barrios y ciudades. De hecho, dicha oposición ha detenido proyectos enteros, como lo vimos hace unos años en la ciudad de México, donde se detuvo la construcción del corredor cultural y comercial de la avenida Chapultepec, por protestas de los ciudadanos y por un posterior referéndum organizado por el gobierno de la ciudad.
Cuando la sociedad se organiza es capaz de lograr lo que ningún profesionista es capaz de hacer solo, ya que la ciudad la hace la gente y es ella quien tiene el auténtico poder ciudadano. El desplazamiento económico de los habitantes, una de las consecuencias nocivas del aburguesamiento, solo puede corregirse con la exigencia de los ciudadanos ante el favorecimiento ilimitado del gobierno hacia los promotores inmobiliarios. El urbanismo es demasiado importante para la vida de todas las personas, como para dejarlo en manos de unos pocos expertos, quienes toman decisiones desde sus escritorios y a veces ignoran la realidad de su campo de acción.

La participación ciudadana es “maquinaria pesada”, los arquitectos y urbanistas que pretendamos utilizarla debemos de ser muy cuidadosos y respetuosos con el público, esto solo se logra con un programa serio y comprometido con los intereses generales.
Lorenzo Rocha

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog

Seguidores

Archivo del blog

Contribuyentes