En francés se le llama “Fil rouge” al hilo conductor de un
texto o discurso, una idea clara que le da coherencia a un conjunto de
eventos inconexos. En la arquitectura, cada proyecto suele contar con
alguna caraterística repetitiva que aparece en todos sus espacios,
algo distintivo que hilvana a todo lo demás.
En una conversación con el periodista John Tusa, el arquitecto italiano Renzo Piano (Génova 1937), menciona el concepto de “Hilo rojo” que considera indispensable en todos sus proyectos. La arquitectura de Piano no tiene un estilo definido, es una obra basada en la técnicas constructivas, adaptadas a cada contexto en el que se localiza. El arquitecto genovés ha llamado a su estudio “Taller de construcción” y en él fabrica prototipos para todos los elementos de sus proyectos y experimenta constantemente con ellos.
Sin duda los museos construidos por Piano son los que mejor manejan la iluminación natural, mediante cubiertas transparenetes y parteluces de muy distintas formas. El primero de ellos es la sede de la colección De Menil en Houston (1986), que muestra el elemento distintivo desde su propia fachada. La técnica para la iluminación natural es mejorada por el propio arquitecto en el museo de la Fundación Bayeler en Basilea (1997), como las condiciones de asoleamiento son menores en Suiza, el edificio es casi totalmente transparente.
Más recientemente el arquitecto ha profundizado en sus diseños para museos, esto se nota claramente en el ala moderna del Instituto de las artes de Chicago, concluida en 2009. Pero el arquitecto no se ha
detenido en una solución universal ni en fórmulas que aplica a todos
los proyectos por igual, prueba de ello es la techumbre verde y los tragaluces de la Academia de ciencias de California, en San Francisco (2008). El propio arquitecto lo describe del siguiente modo: “El edificio debía ser ecológico para ser coherente con la institución a la que alberga y al mismo tiempo estar en armonía con su contexto, el Parque Golden Gate. De alli nace la idea de su transparencia, para poder admirar a la naturaleza desde todos sus espacios”.
Es notable que un arquitecto con tanta obra construida y tanta fama por la importancia de los proyectos que le han sido confiados —desde el Centro Georges Pompidou de 1977 hasta el el edificio para el New York Times concluido en 2007— aun mantenga la humildad para seguir explorando con nuevas técnicas constructivas.
Lorenzo Rocha
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