El gobierno de los Estados Unidos se encuentra paralizado
debido a la discusión sobre la construcción de un muro en la frontera
con México. El presidente Donald Trump ha dicho que es consciente de
que el principal valor del muro es simbólico, que solo funcionaría
como disuasor para futuros migrantes.
La construcción de una barrera física en la frontera sur de los Estados Unidos, ha sido la bandera política de la administración del presidente Trump desde el inicio de su campaña. No cabe duda que se trata de una consigna simbólica de gran potencial político y propagandístico, que ahora ha vuelto a adquirir relevancia, desde que la oposición tomó la mayoría del congreso estadunidense. Muchos expertos en migración han explicado al presidente que el muro no contribuiría significativamente a la disminución de la inmigración ilegal, ya que la mayor parte de ésta sucede por la estancia prolongada de los migrantes que ingresan al país con visas turísticas.
Sin embargo, la presencia de una barrera arquitectónica entre ambos países, sí que tendría efectos psicológicos para quienes consideren ingresar al país ilegalmente.
Este fenómeno nos confirma el valor simbólico de la arquitectura cuando es utilizada como instrumento para infundir temor en la población. Otros muros han cumplido la misma función en el pasado reciente, recordemos Berlín y Gaza. No cabe duda que se trata del uso pervertido de una infraestructura para separar a las personas y acentuar la creciente desigualdad entre países y territorios vecinos.
La situación extrema del uso de las barreras físicas para atemorizar a la población podemos observarla en la novela apocalíptica ficticia de P. D. James “Los hijos del hombre” (1992), adaptada al cine por Alfonso Cuarón en 2006. Es la historia de Londres en 2021, que se ha cerrado totalmente a la inmigración y resiste la entrada de refugiados que huyen del total colapso del mundo exterior, debido a la inminente extinción del género humano por la infertilidad.
Aunque se trata de una obra de menores dimensiones, el nuevo aeropuerto de la ciudad de México presenta algunas similitudes con el proyecto del muro. ¿Será la cancelación de la nuevo aeropuerto el equivalente mexicano al muro fronterizo? ¿Veremos el mismo tipo de polarización política a lo largo de los próximos años? ¿Cuál es significado simbólico del aeropuerto, en el que nuestro presidente ha encontrado una fuente de capital político? Es difícil prever el desarrollo de esta infraestructura en el futuro, esperemos que no permanezca en la arena de la negociación política y se pueda llegar a una pronta solución que sea satisfactoria para todos.
Lorenzo Rocha
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