jueves, 3 de enero de 2019

PRIMERO DEL AÑO

¿Hemos conseguido los objetivos que nos propusimos hoy hace un año? Al menos recordamos cuáles eran esos objetivos? ¿Cuáles serán nuestros nuevos propósitos para el año que acaba de comenzar? ¿Esta vez sí los cumpliremos?

Al inicio de cada año muchas personas acostumbran hacer propósitos para el ciclo que inicia. Hoy hace un año recuerdo cómo muchos de nosotros estábamos intentando recuperar los ánimos después de los traumáticos sismos ocurridos en septiembre de 2017. En el mes de enero de 2018, después de ser aprobada la ley para la reconstrucción de las construcciones dañadas en la ciudad de México, se publicó el plan del gobierno para llevar a cabo los objetivos plasmados en la ley. Ahora que ha pasado un año de las intensas discusiones y los buenos propósitos para reconstruir y mejorar el desarrollo urbano de la capital, la mayoría de las palabras pronunciadas y publicadas entonces suenan huecas, no parece que los contenidos de los planes para la ciudad hayan siquiera comenzado a materializarse. El documento exponía ideas para estar mejor preparados ante futuras emergencias, reforzar la seguridad de las construcciones, resolver el problema hidrológico, mejorar los servicios viales, evitar los desplazamientos para fomentar la vida de los barrios, buscar la igualdad en las condiciones sociales, económicas, de género y de los grupos más vulnerables, en resumen transformar positivamente la ciudad.
Pero más allá de las justificadas quejas, es necesario afrontar el nuevo año con energía, con creatividad para intentar aprovechar las nuevas oportunidades para superar las crisis que vendrán y mejorar nuestro entorno. Más allá de las labores cotidianas, hay que tomar perspectiva amplia y descubrir el mejor modo para cambiar el rumbo del desarrollo urbano. Corregir los errores cometidos por todos en el pasado y encontrar nuevos caminos que nos acerquen a conseguir una ciudad más sana, más igualitaria y mejorar la calidad de vida y desarrollo humano de todos los que la habitamos.

Hace un año criticaba en este espacio la falta de voluntad del gobierno de la ciudad por combatir la corrupción y los abusos. Esperemos que la nueva administración sí sea capaz de frenar el desvío de fondos, las violaciones a los reglamentos y los sobornos que son tan comunes en nuestra metrópolis. Recordemos que los principales problemas para la gobernanza de la ciudad no son legislativos, sino administrativos, Solo con transparencia y honestidad podremos enderezar el rumbo del crecimiento, la densificación y la recualificación del espacio público que nuestros barrios y colonias urbanas tanto necesitan.  
Lorenzo Rocha

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