Solamente Dios es omnipresente, está en todas partes al mismo tiempo. Los humanos quizá podemos movernos constantemente pero jamás podremos visitar en persona todos los lugares del mundo que nos interesan.
La experiencia de las obras arquitectónicas es forzosamente corporal, no basta solamente con observarlas en fotografías. Este dilema, que ha estado presente en gran parte de las discusiones teóricas y críticas sobre arquitectura durante las últimas décadas. plantea el sesgo que la presencia de los medios audiovisuales ha tenido sobre la percepción de los edificios y de sus espacios interiores.
El ser humano no posee la facultad de la ubicuidad, no puede estar en todas partes al mismo tiempo. Por lo tanto, nuestra opinión y juicio sobre los espacios arquitectónicos está necesariamente limitada por nuestra capacidad de movimiento. Sin embargo, el acceso a una cantidad ingente de imágenes nos da la ilusión de que conocemos todo el mundo, lo cual no debería ser una desventaja siempre y cuando seamos capaces de distinguir con claridad a la información de la experiencia. Cuando vemos una fotografía o un video del interior de un edificio, no estamos dentro de él. Es posible imaginar el espacio arquitectónico mediante imágenes en combinación con planos a escala, pero desde luego esto no cubre la totalidad de la experiencia del espacio. Habría que añadir a las imágenes y planos, muchas otras sensaciones más como los sonidos, la temperatura, los aromas y la amplia gama de las impredecibles interacciones entre todas ellas.
La labor del crítico de arquitectura debe tener en consideración el aspecto total de la experiencia arquitectónica. Debemos admitir las limitaciones propias de nuestra naturaleza humana y evitar emitir juicios de valor sobre los edificios y espacios que no conocemos en persona. Solo se pueden llevar a cabo discusiones críticas especificando con claridad sobre qué materiales gráficos se fundamentan o si derivan de experiencias personales, de otra manera no estaremos hablando de los mismos objetos.
Existen ejercicios interesantes que se pueden llevar a cabo comparando fotografías y planos de distintos edificios solamente con intenciones didácticas. Pero se restringen particularmente al ámbito académico o bien a disertaciones estéticas específicas que pueden contribuir a la comprensión de los procesos e implicaciones filosóficas de los proyectos desde óptica de la teoría, pero jamás a nivel espacial.
Lorenzo Rocha
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