A los estudiantes de arquitectura se les enseña a utilizar módulos, unidades de medida que les sirven para diseñar sus proyectos de modo eficiente. Por ejemplo, el sistema inglés de pulgadas y pies es muy conveniente para el diseño modular, ya que muchos materiales se venden en estas medidas, de este modo se evitan desperdicios excesivos.
El funcionalismo en arquitectura fue un movimiento estético cuyos fundamentos aun siguen vigentes ahora. El diseño funcionalista se caracteriza por los volúmenes geométricos puros y por la ausencia de la ornamentación aplicada. La asimetría funcionalista también es un elemento que aun está presente en casi todos los proyectos que hacen los arquitectos contemporáneos.
Prácticamente en todas las escuelas de arquitectura se enseña el diseño modular desde los primeros ejercicios compositivos, que consisten en elegir un sistema de medidas y proporciones repetibles que se aplica desde los más pequeños detalles, hasta la forma general del proyecto.
Es curioso el parecido que hay entre el diseño modular de objetos de escala pequeña como muebles y utensilios, con su aplicación a la escala arquitectónica, paisajística e incluso urbana. En algunos planos es difícil distinguir a primera vista si lo que está representado son muebles o edificios. Muchos arquitectos abarcan los tres campos de la práctica y en ocasiones diseñan modelos y objetos pequeños de los que extrapolan algunas características fundamentales que después utilizan en todas las demás etapas del proyecto.
Por ejemplo, Mies van der Rohe y su equipo diseñaron el pabellón alemán para la Exposición Internacional de Barcelona, en 1929. Pero ellos, en particular Lilly Reich también se ocuparon del mobiliario, y de ahi surgió la famosa silla Barcelona y todo la serie modular que amuebló el pabellón.
Más recientemente la firma estadunidense Diller, Scofidio y Renfro ha aplicado esta metodología a casi todos sus proyectos. Por ejemplo, para el diseño de la cubierta del nuevo Museo de Arte y Archivo Fílmico del Pacífico en Berkeley, California, los arquitectos comenzaron haciendo una pequeña escultura de bronce apoyada sobre una base de madera, como una pequeña maqueta abstracta de lo que después sería el edificio.
Lorenzo Rocha
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