jueves, 15 de abril de 2021

CONVIVENCIA DIGITAL

El internet, tal como lo conocemos ahora, comenzó en los años sesenta en los Estados Unidos, primero como una red de intercambio académico en el ámbito universitario, llamado Arpanet. Pero no fue sino hasta 1990, con la aparición de las computadoras personales, cuando fue definitivamente abierto a todo el público usuario.

Hoy en día simplemente no podríamos funcionar correctamente si no tuviéramos teléfonos móviles, computadoras personales y portátiles e Internet. Los bancos, los trámites oficiales, los impuestos, las facturas y muchas cosas más son inaccesibles sin conexión informática. Este es un elemento más que se añade a la desigualdad entre las personas, entre ricos y pobres, entre quienes vivimos en ciudades y quienes habitan en el campo o las zonas de difícil acceso, como los desiertos, las montañas y las selvas.
Muchas personas están manifestando su cansancio y desacuerdo con el trabajo desde casa, con las largas horas en reuniones por video-conferencia y de igual modo, por verse forzados a estudiar desde casa e incluso por la necesidad de aislarse de sus seres queridos, con los que solamente mantienen contacto mediante una pantalla.
¿Cuáles serán los verdaderos efectos sociales de esta prolongada pandemia? ¿El distanciamiento social afectará la capacidad de organización política de las personas?
Casi todos estamos de acuerdo en que el contacto informático disminuye notablemente la espontaneidad de las personas y la expresión de sus afectos. El espacio público, la calle y la plaza, o los espacios privados de acceso ilimitado como los restaurantes, bares y cafés, permiten que las personas se relacionen de modo mucho más estrecho que solamente por medios audiovisuales. 
Lo que está claro es que el control que el Estado ejerce sobre la gente se ha acrecentado en tiempos de pandemia. Aunque se justifique por el estado de emergencia sanitaria, no hay que olvidar que es un estado excepcional. Que el toque de queda, la limitación de reunión, y las restricciones de movilidad no son, ni se deben volver normales.
Lorenzo Rocha

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog

Seguidores

Archivo del blog

Contribuyentes