Desde hace dos años, el gobierno federal ha estado elaborando el proyecto para un nuevo plan maestro para el Bosque de Chapultepec. Aparte de la polémica que este proyecto ha desatado en los medios de comunicación y redes sociales, parece no quedar claro que el bosque cuenta desde 2018 con un plan maestro, aprobado y publicado por los canales legales correspondientes y que sigue vigente hasta la fecha.
Sin duda, lo más destacable del nuevo proyecto, es la promesa de la Secretaría de la Defensa Nacional de donar a la ciudad las 100 hectáreas del Campo Militar 1-F, donde se encuentran las antiguas fábricas de pólvora y municiones del ejército. Se trata de una extensión de terreno accidentado, una barranca que cuenta con manantiales activos importantes, por donde pasan ríos como el Tacubaya, con sus correspondientes vasos reguladores. La vegetación local se conserva bien, salvo por los eucaliptos introducidos en una intervención de hace más de cien años, los cuales están siendo retirados gradualmente, para dar lugar a un proceso de reforestación. Si se consolida la donación prometida, dicha área se sumará a las 683 hectáreas con las que ya cuenta Chapultepec en sus tres secciones originales.
En este caso, el nuevo plan maestro sumaría la cuarta sección a las tres anteriores y aumentaría su extensión en un 15%, lo cual podría acarrear un beneficio notable a las colonias que la circundan, como el antiguo pueblo de Santa Fe que sufren por la pobreza y marginación y carecen de areas verdes públicas. También se encuentra contigua a esta barranca, la antigua ermita de Vasco de Quiroga, que data del siglo XVI, la cual lleva una década esperando a ser restaurada. Según el proyecto que se ha publicado, en una parte de la antigua fábrica militar se planea alojar un nuevo museo militar y en otra parte una sede de la Cineteca Nacional, que ya requiere ser ampliada más allá de su sede en Coyoacán.
Si esta nueva sección del bosque consigue abrirse a las colonias que la circundan, contribuirá significativamente a su desarrollo futuro. Hasta ahora el urbanismo de la zona da la espalda al area natural y solo es utilizada como un gran depósito de desechos y aguas negras.
Lorenzo Rocha
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