La arquitecta Jennifer Bonner, imparte un curso en la Universidad de Harvard que se llama: “Representation first (!!!!), then Architecture”, su estudio, llamado Mall, produce arquitecturas ficticias e instalaciones temporales de gran calidad, entre ellos destacan las imágenes producidas por Kenneth Robin.
Tal parece que desde hace décadas, los arquitectos nos hemos desconectado de la arquitectura construida. Ahora observamos, sobre todo en las escuelas de arquitectura, que el foco de interés de los estudiantes es la representación gráfica, tridimensional, informática, modélica. Se invierte gran cantidad de tiempo y esfuerzo en la generación de imágenes ficticias, que son prácticamente imposibles de materializar. Tradicionalmente, al menos desde el siglo XVIII, no todos los arquitectos se han dedicado a la construcción, muchos han pasado a la historia solamente por sus dibujos e ideas. Por ejemplo, las construcciones dramáticas plasmadas en los grabados del arqueólogo Giovanni Battista Piranesi. Los proyectos utópicos de Étienne-Louis Boullée y Nicolas Ledoux y más recientemente las arquitecturas fantásticas de Lebbeus Woods (1940-2012), se complementan con la proliferación actual de infinidad de dibujos fabulosos, realizados gracias a la tecnología informática, como los del arquitecto argentino Hernán Díaz Alonso, por mencionar alguno.
Por otra parte está la escasez y baja calidad vivienda, un problema creciente por todo el mundo, que se manifiesta de dos maneras. La primera es la vivienda comercial ofrecida por los promotores inmobiliarios, la cual se realiza de acuerdo a repeticiones con variaciones mínimas de modelos probados por su éxito económico, en esto los arquitectos participan de modo muy limitado. La segunda es la autoconstrucción, que es la única solución a la que pueden recurrir las personas de bajos recursos que no son sujetos crediticios y que producen sus viviendas precarias con poca solidez y con la amenaza constante de desalojo, en esto los arquitectos simplemente se colocan al margen.
La pregunta es entonces: ¿como se ha originado esta separación entre arquitectura y construcción? ¿Han sido los arquitectos quienes se han automarginado del proceso, o ha sido la industria y la precariedad la que los ha expulsado? Los urbanistas, arquitectos, ingenieros, aparejadores y maestros de obra, son los profesionales más capacitados para ocuparse de los procesos de planificación, proyección y ejecución de las obras, pero su participación real es de entre 10 y 25 por ciento de los casos. Es incomprensible que participen tan poco en la realidad constructiva urbana y rural.
Lorenzo Rocha