jueves, 17 de marzo de 2022

CUERPO Y ESPACIO

Leibniz mantenía que el espacio 'en si' y como tal no era 'nada' ni 'algo', aun menos la totalidad de las cosas. Por el contrario, lo que planteaba Leibniz era la necesidad de ocupar el espacio, para que adquiriera sentido, direccionalidad y relatividad.

La relectura periódica de los textos clásicos nos confirma que lo son no porque no envejezcan, sino porque envejecen bien. Tal es el caso sin duda del libro “La producción del espacio”, escrito por Henri Lefebvre en 1974. Textos como este, evidentemente permanecen siempre iguales, pero nosotros como lectores cambiamos y por lo tanto, leemos las palabras en contextos espacio-temporales distintos según la época, lo cual les da esa misma característica que Heráclito asignaba al agua en su coloquial aforismo: ”No es posible cruzar dos veces el mismo arroyo”.
Cuando Lefebvre se refiere al espacio arquitectónico, explica que el cuerpo que ocupa el espacio, produce efectos en lo material, se produce a sí mismo (come, crece...) y se reproduce (genera otros cuerpos). Al respecto afirma: "Cada cuerpo vivo es un espacio y tiene su espacio". “En el principio fue el Topos antes del advenimiento del Logos (…) Antes de la inteligencia analítica que separa el intelecto, mucho antes que el conocimiento formal, hubo una inteligencia del cuerpo."
Los ejemplos que utiliza el célebre pensador son las arañas que tejen sus telas con orden y simetría pero sin una consciencia manifiesta de ellos, al igual que los moluscos que producen sus conchas con los materiales que el entorno les aporta y cuyos resultados formales son maravillosos a nuestros ojos, pero al parecer, involuntarios para ellos.
Hoy en día, la determinación precisa de dicha consciencia o inteligencia en sentido evolutivo, no ocupa un lugar prioritario como condición para seguir considerando al ser humano como el centro de la creación. Las nociones de lo natural y lo artificial, sobre todo en cuanto a un orden jerárquico y teleológico, nos han hecho reconsiderar algunas de las clasificaciones biológicas que utilizábamos hace 50 años
Lorenzo Rocha

 

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