miércoles, 28 de septiembre de 2022

MOTIVACION

El filósofo alemán Ludwig von Wittgenstein solía decir: “El mal arquitecto sucumbe ante cualquier tentación, el buen arquitecto es aquel que es capaz de resistirla”.

Detrás de cada decisión de diseño, existe una motivación abstracta, que en ocasiones ni siquiera el propio diseñador es capaz de identificar. Por lo contrario, si existe una intención manifiesta de expresar un concepto por parte de quien realiza un proyecto, los elementos con lo que es posible hacerlo son muy numerosos.
Un buen ejemplo, es una fuente, por el sonido del agua, los reflejos de la luz y sus referencias a la naturaleza y al jardín, se trata de un elemento arquitectónico que transmite paz y serenidad. Estas características pueden muy bien representar motivaciones espirituales. Pero si lo planteamos al contrario, quizá existen decenas de otros elementos constructivos que podrían ser útiles para expresar esta misma motivación.
La  labor de los diseñadores es la de filtrar y condensar sus intenciones en elementos constructivos en los que sus ideas sean lo más legible posible, sin caer en lo obvio ni en referencias literales.
En todo caso, se requiere de un alto nivel de conciencia de las implicaciones expresivas de todos los elementos empleados en el proyecto. En la mayoría de los casos, este proceso puede ser intuitivo e inconsciente. Sin embargo, los diseñadores deben responsabilizarse de todas sus decisiones proyectuales y en caso de ser cuestionados, responder claramente sobre los fundamentos de estas. Los estudiantes suelen pensar primero en los objetos y más adelante se encargan de justificarlos. En estos casos los fundamentos no suelen encajar eficientemente con los elementos descritos y de hecho, los proyectos estudiantiles suelen ser en su mayoría, superficiales desde el punto de vista teórico. Los profesionales con experiencia tiene la ventaja de haber comprobado en la práctica las repercusiones de sus diseños y por lo tanto, son más propensos a repetir con éxito sus procesos de decisión. Aun así, sus explicaciones en algunas ocasiones son algo banales y carecen de la coherencia necesaria para justificar los proyectos. El abanico de posibilidades expresivas del diseño es tan amplio, que es extremadamente fácil tomar una decisión inadecuada con el concepto central de la obra.
Lorenzo Rocha

 

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