La técnica es indispensable para la creación cultural, es lo que existe como elemento más verdadero en la obra de arte. En la arquitectura además de técnica se necesita creatividad, lo cual convierte a las personas dedicadas al diseño y a la construcción, en artistas con capacidades para producir obras trascendentes.
Existen diferencias importantes entre las maneras de concebir por una parte a la ciudad y a la construcción como actividades profesionales de indole puramente técnico y por otra parte, como formas de entender la arquitectura y el urbanismo como disciplinas culturales y creativas que se encuentran más allá de la técnica y forman parte de la cultura del tiempo y lugar donde se localizan.
La gestión cultural crítica, una que sea consciente de las relaciones de poder que la atraviesan y que consiga politizar las prácticas vinculadas con su ejercicio, se encuentra estrechamente relacionada con las prácticas artísticas de inserción social, como pueden ser las actividades didácticas llevadas a cabo con las distintas comunidades y desde luego con actividades operativas como el diseño y la construcción, enfocados de manera crítica. La participación del público en dinámicas de participación y en la toma de decisiones para su comunidad, son factores decisivos dentro de la riqueza cultural arquitectónica y urbana.
En su texto escrito en 2011 “¿Qué es lo contemporáneo?”, Giorgio Agamben establece la relación entre poesía y práctica, sintetizándola en la producción. Aunque él no le llama creación, sí podríamos equiparar a la poiesis con ésta y a la praxis como la realización de la creación artística. Este binomio se verifica claramente en la arquitectura, el proyecto es la poiesis y la construcción es la praxis. Sin embargo, me parece que podríamos añadir la techné y pasar de un binomio a una triada. La techné es literalmente el arte, la habilidad, la destreza en el trabajo, o bien la habilidad con las manos, indica la manera más concreta y física de crear. Según mi colega, el arquitecto neerlandés Wim van den Bergh en la triada cabe perfectamente el perfil de Dédalo, el personaje mitológico griego que más se asemeja a un arquitecto, igualmente hábil en el dominio la técnica, como creativo para la invención.
Lorenzo Rocha