jueves, 9 de febrero de 2023

NOVEDAD

Las operaciones arquitectónicas van ligadas inevitablemente a las finanzas. Una buena asociación entre el capital y el talento de los diseñadores puede atraer beneficios mutuos, las empresas o fundaciones ganan prestigio por la buena imagen que les da la arquitectura. Al mismo tiempo, los arquitectos consiguen financiamientos para sus ideas.

El pasado lunes se inauguró un nuevo espacio en la colonia Atlampa, que alberga espacios expositivos y oficinas de la Fundación Casa Wabi, así como el flamante estudio del artista Bosco Sodi. El proyecto fue ideado por el arquitecto Alberto Kalach, para sustituir a la anterior sede de la fundación, que se encontraba en una casa en Santa María la Ribera, también remodelada por él.
El edificio es muy interesante, fue construido en un terreno de forma alargada, de 10 x 50 metros aproximadamente, con locales distribuidos en 4 plantas y un sótano. 
El conjunto cuenta con un patio que da acceso a dos volúmenes, uno más pequeño, orientado hacia la calle (al este), que cuenta con un bar, una sala para exposiciones temporales, las oficinas y una terraza en la azotea. El segundo volumen es mucho más amplio, cuenta con un montacargas y contiene el estudio del artista y varias salas para exposiciones que se iluminan mediante un cubo de luz que colinda al oeste con el lindero del terreno. El elemento más atractivo del proyecto es sin duda el patio central y las escaleras, estas fueron diseñadas con escalones poco peraltados, casi como una rampa que permite ascender lentamente a los cuatro pisos sin realizar demasiado esfuerzo y permite disfrutar del espacio abierto durante todo el recorrido.
Una de las características principales de esta obra, es su contribución al contexto urbano en el que se localiza. Atlampa es una área semi-industrial que se encuentra en proceso de transformación en un centro urbano con servicios, vivienda e instituciones culturales. Este proyecto es una contribución importante a dicha transformación.
Otra característica de dimensión más amplia, es el impulso que la Fundación Casa Wabi ha dado al arte y a la arquitectura desde 2014, de la que esta obra y su autor forman parte. En Puerto Escondido, Casa Wabi ha construido un amplio espacio expositivo y para residencias artísticas, con la participación de arquitectos de talla mundial como los japoneses Tadao Ando y Kengo Kuma, el portugués Alvaro Siza, junto con los mexicanos Alberto Kalach, Jorge Ambrosi y Andrea Etchegaray, así como los paraguayos Solano Benitez y Gloria Cabral. La arquitectura, el arte y la filantropía se han conjuntado en una dinámica realmente productiva para la sociedad y la cultura.
Lorenzo Rocha

 

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