Muchos autores han intentado integrar el estudio de las ciencias del territorio en una sola transdisciplina que no sustituya ni reemplace a la actual actividad de ordenación territorial, sino que sirva para articular a las demás.
Dentro de los amplios esfuerzos encaminados a la evolución de la ordenación y planificación territoriales, aun no existe un consenso sólido de cuáles son las ciencias primarias en el campo de los estudios territoriales.
Por ejemplo, el arquitecto y urbanista español Javier García Bellido ha identificado a la ecología, la geografía y el urbanismo como dichas disciplinas primarias que considera que se pueden articular en lo que él nombra como la “Coranomía”, neologismo derivado de las raíces etimológicas griegas: chora, el espacio territorial limitado y ocupado por el ser humano y nomos, en su acepción de ordenación, ley o administración de una cosa. El arquitecto expone tres sistemas derivados de la articulación de las ciencias territoriales dentro de la Coranomía: el primero de ellos, el sisema económico-territorial, el segundo, el sistema jurídico-institucional y el tercero, el sistema geométrico-espacial. Sus investigaciones resultan extremadamente útiles en el campo de la gobernanza y de la administración pública. Su colega, Fernando Almeida, coincide en las dos primeras (ecología y geografía) como ciencias del territorio, pero difiere en cuanto a la tercera, en lugar del urbanismo, él considera que la sociología debe ser la que complete la tríada.
Más allá de tratarse de una discusión sobre un problema semántico, sobre como nombrar lo que hacemos, está el objeto de estudio, el territorio en su dimensión física o bien en su papel social, o la ineludible combinación de ambos, como se vuelve evidente en la discordancia de los dos expertos antes mencionados.
Personalmente he abonado a la discusión con la idea de “Toponomía”, una transdisciplina marcadamente social y articuladora de las ciencias territoriales, en la que las raíces griegas topos (lugar) y nomos (cuidado y gestión), una ciencia que se ocupe del “cuidado del lugar”, en consonancia con la economía, cuyo significado original era el “cuidado de la casa”.
Lorenzo Rocha