jueves, 23 de julio de 2009

TORRE DE AZÚCAR


Gran parte de las piezas de arte que observamos en los espacios museísticos actuales pertenecen al universo neoconceptual, cuyo fundamento teórico escapa a la comprensión de la mayoría de las personas. Ya es habitual ver en exposiciones cajas de zapatos vacías, hojas de papel en blanco y demás objetos que devinieron arte a partir del primer Readymade realizado por Marcel Duchamp (Fountain, 1917).

Quizás atendiendo a esta preocupación es que en la exposición Inéditos, que se puede admirar en la Casa Encendida de Madrid, los curadores han decidido distribuir tarjetas que intentan explicar las obras. Mediante una serie de preguntas y respuestas de expertos, el espectador puede aclarar las dudas que más frecuentemente se presentan frente al arte contemporáneo. Respecto a una pieza titulada Sugar Tower (Torre de azúcar, 1981) del artista checo Jiri Kovanda, formulan las siguientes preguntas: ¿Qué vemos en la obra? ¿Qué sentimos? ¿De qué podría estar hablando el artista? ¿Por qué se plantea este tema? ¿Por qué usa este medio? ¿De donde viene este artista y qué normas rompe? ¿Qué diría un experto sobre la obra?

Sin lugar a dudas todas estas preguntas son importantes y sus respuestas —que no transcribiré aquí— son cruciales para la comprensión de la obra. Sin embargo, es inevitable que surja otra interrogante: ¿Es necesario entender el arte para poder disfrutarlo? Como en toda pregunta retórica, la respuesta es simultáneamente sí y no. Sí, es necesario comprender el arte neoconceptual, porque precisamente es una manifestación que va más allá de lo visual y apela a la provocación de dudas y conjeturas intelectuales en el espectador. Pero la respuesta es también negativa, ya que una parte importante del arte es su medio de expresión directo, y si en el caso de Kovanda, él decidió expresarse colocando nueve cubitos de azúcar, uno sobre el otro, los críticos y curadores no deberían intervenir excesivamente con sus interpretaciones entre el artista y su público, ya que el arte es algo que no podemos considerar sólo conocimiento, sino también experiencia estética.

Lorenzo Rocha

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