Durante la intensa urbanización que caracterizó a la segunda mitad del siglo XIX, las grandes ciudades invirtieron todos sus recursos y esfuerzos para desarrollar un sistema de pavimentación asfáltica que eliminara el polvo proveniente de las calles empedradas o caminos de tierra. El asfalto se utiliza para estabilizar la grava suelta desde la época de Babilonia, en infinidad de lugares en todos los continentes existían yacimientos a cielo abierto de petróleo crudo, el cual se utilizó para impermeabilización y aglomerados, la brea (el material que en México conocemos como Chapopote desde tiempos de los aztecas) es utilizada en la construcción de barcos desde hace más de 2500 años.
En la época moderna John Mac Adam, el célebre ingeniero escocés, perfeccionó en 1820, un sistema para fabricar conglomerados bitumonosos, técnica que fue adoptada por la mayoría de las empresas constructroas de caminos alrededor del mundo, su sisitema fue patentado bajo el nombre de Macadam. Lo que hoy conocemos como asfalto, cubre una parte importante de la superficie terrestre incluso anteriormente a la invención del automóvil.
En los Estados Unidos se ha iniciado un movimiento, que desde los años ochenta promueve la despavimentación de la áreas urbanas. Uno de los principales activistas de la despavimentación es el filósofo americano Richard Register, quien aboga por la arquitectura ambientalista desde hace casi 40 años, su máxima “piensa en grande, actúa en pequeño”, se ha vuelto uno de los lemas más usados a favor de la ecología a nivel mundial. Register ha coordinado la despavimentación de terrenos de la pequeña a mediana escala en la ciudad de Berkeley, California desde los años ochenta. El concepto destrás de sus acciones es la liberación de la tierra de esta corteza nociva que impide a las plantas crecer sobre la superficie de las ciudades. Sus proyectos han transformado antiguos estacionamientos abandonados y calles por las que no transitaban vehículos, en areas verdes y pequeños parques urbanos comunitarios. En la actualidad existen numerosos grupos activistas que argumentan a favor de la necesidad de reconsiderar el uso del bitúmen y el alquitrán como los únicos materiales viables para la pavimentación de calles y carreteras, ya que su impacto es altamente nocivo al medio ambiente. Durante todo el siglo XX se utilizó concreto hidráulico para los mismos fines y si bien no es tan eficiente cmo el asfalto, su impacto negativo en los suelos y el aire es más reducido que el de cualquier conglomerado bituminoso de origen fósil.
Lorenzo Rocha
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