
Pallasmaa distingue como diferencias principales entre ambas casas, el caracter social de la Villa Mairea, en cierto modo opuesto a la espiritualidad y condición metafísica de la Casa Barragán. El arquitecto afirma que la escalera suspendida del muro, que conduce de la biblioteca de la Casa-Estudio a la oficina privada de Barragán, es un elemento onírico similar a todo elemento presente en cualquier otra forma de arte, este mismo elemento onírico también se encuentra en la Villa Mairea.
Las obras de arte se perciben en una realidad dual que se compone de la experiencia de la obra en el presente, en su vertiente objetual, pero además el objeto de arte se percibe simultánemente en una segunda realidad, en aquella de la fantasía y el ensueño que trasciende a la experiencia presente y permanece impresa en la memoria del espectador, por mucho tiempo después de haber percibido físicamente la obra.
Barragán ha sido nombrado en diferentes ocasiones como “el arquitecto del silencio”, en sus obras siempre tuvo la intención de conseguir ambientes serenos y tranquilos, donde se pudiera disfrutar del silencio. La presencia del sonido, por ejemplo el agua de sus fuentes, no existe más que para enfatizar el silencio. Del mismo modo, los sonidos ambientales como las aves y hasta sonidos lejanos de automóviles o aviones, se amplifican en la arquitectura silenciosa del arquitecto tapatío, de modo similar a las obras silenciosas del compositor estadunidense John Cage. La obra de Barragán nos confirma que el arte que emana de la tradición local puede integrarse perfectamente con la modernidad.
Lorenzo Rocha
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