jueves, 24 de enero de 2013

CIUDAD INCONCLUSA

La ciudad es una obra en contínua transformación, está siempre en construcción, abandono, reutilización y reparación. Es tan difícil de definir como la esencia misma de lo urbano. La ciudad es un lugar, lo urbano, según Henri Lefebvre es algo parecido a una ciudad efímera, "obra perpetua de los habitantes, a su vez móviles y movilizados por y para esa obra". Las ciudades existen y crecen hasta que algun hecho social, político o económico, revierte su crecimiento hasta que eventualmente desaparecen. mientras tanto sus espacios son definidos mediante la negociación, la propiedad privada y el nebuloso concepto de espacio urbano, que es público.

Los arquitectos y urbanistas intentamos definir territorios y trazar fronteras dentro de la ciudad, líneas que dividen la calle de la acera, la plaza del jardín, flujos vehiculares y peatonales. Pero la ciudad la usa toda la gente, quienes conocen y respetan sus normas y también quienes las ignoran y las violan. Todos convivimos en el mismo espacio y hasta cierto punto, lo leemos de forma distinta y hacemos nuestras propias reglas. El derecho individual llega hasta donde no afecte el derecho de los demás. Sin embargo, toda esta complejidad encuentra sus equilibrios y por eso se puede vivir en una metrópolis como la nuestra. La idea de ciudad que tienen los políticos y administradores, tiene que ajustarse a la actividad que cada grupo social ejerce sobre el espacio urbano y al resultado de sus acuerdos temporales, que varían según la hora del día. La simple observación del barrio donde cada quien vive o trabaja, revela la mutabilidad de sus estructuras, donde se abre algún hueco, ya hay alguien preparado para llenarlo y esto atañe no solamente a los fenómenos informales, sino a todos los sectores de la población.

El habitante de la ciudad no sobrevive sin un alto grado de creatividad o al menos de capacidad de adaptación. Si las cosas empeoran hay que estar preparados para mudarse, si en una calle hay obras, hay que buscar una ruta alterna, si el comercio dismunye en nuestra zona, hay que cambiar el negocio a otra parte. De este modo se vive la ciudad, como la describe Manuel Delgado, como el “escenario sobre el que uno se pierde y da con el camino, en el que espera, piensa, encuentra su refugio o su perdición, lucha, muere y renace infinitas veces”. Si uno no puede encontrar su espacio dentro de la ciudad, es imperativo dejarla, cambiar de vida, instalarse en un sitio tranquilo y no volver salvo en las ocasiones que sean ineludibles.

Lorenzo Rocha

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