
Existe un concepto en el texto que también es aplicable a la enseñanza de la arquitectura: como disciplina artística sí se puede enseñar, independientemente de sus aspectos técnicos. En efecto, en arquitectura también se debe plantear un problema creativo a resolver, éste consiste en la traducción de un programa de necesidades y un contexto, en un edificio concreto que represente su mejor solución. Desgraciadamente, en las escuelas de arquitectura también circula la falsa promesa de que un diploma permite al graduado ganarse la vida trabajando en su campo de conocimiento. La arquitectura, como el arte, es una disciplina extremadamente elitista, por lo que solamente un reducido numero de personas tendrán acceso al campo del diseño y la construcción tras su graduación.
Todo arquitecto debe ser capaz de plantearse preguntas y formular un problema creativo interesante, incluso cuestionar los programas de necesidades, a pesar de que las distintas actividades requireran características espaciales específicas. Como arquitectos, debemos adoptar una postura crítica ante las soluciones convencionales de la vivienda y los edificios públicos. Cada casa que se construye, define en cierta medida, cómo serán las casas que se construirán después. Nuestra forma de vida ha cambiado paulatinamente, estos cambios los vemos reflejados en las habitaciones de una casa, algunas han desparecido con los años (por ejemplo el antiguo cuarto de costura) y otras se han multiplicado (como el cuarto de baño). Pero cada vez que se construye una casa, podríamos pensarla como la primera casa de la historia. Los arquitectos debemos hacernos estas preguntas y responderlas tantas veces como sea necesario, y después cambiar las preguntas hasta que sus respuestas dejen de tener importancia.
Lorenzo Rocha
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