jueves, 28 de marzo de 2013

ESPACIO OCUPADO

Cuando los arquitectos abordamos proyectos de remodelación de espacios prexistentes, parece que hay un criterio tácito generalizado que obliga a transformarlos radicalmente. La intervención del arquitecto en el espacio de las ruinas o de edificios viejos, es generalmente visible y con aspiraciones de ser percibida como una notable mejoría.

En cambio los artistas, quienes ocupan muy frecuentemente espacios usados, no parecen tener un interés específico en que su adaptación sea notoria. Hay artistas que han instalado sus talleres en viejas fábricas, oficinas, azoteas, vecindades y hasta panaderías, haciendo un mínimo esfuerzo de transformación quizá por razones económicas, pero también con una actitud de admirable discreción. El artista estadunidense Donald Judd, quien adquirió una base militar abandonada en Marfa, Texas, donde emprendió la Fundación Chinati en los años setenta, escribió: “El proyecto en Marfa fue pensado para ser construido, durante el proceso de replanteamiento de los edificios los fui convirtiendo en arquitectura”. Afortunadamente el lugar aun parece una instalación militar abandonada.

El mejor ejemplo de uso readaptativo de arquitectura comercial en nuestro país es sin duda la Oficina para proyectos de arte, situada en el penúltimo piso del Condominio Guadalajara, que fue diseñado en 1962 por el arquitecto Julio de la Peña. El edificio solía ser la máxima expresión de la modernidad tapatía, pero fue decayendo y muchos de sus pisos fueron quedando vacíos, sin embargo los tres artistas que fundaron la oficina (curiosamente ninguno de ellos con estudios en arquitectura) dieron a su espacio un lugar muy importante en la escena artistica internacional desde su apertura en 2002.

En la ciudad de México también ha habido importantes iniciativas de ocupación de espacios por parte de artistas, hasta hace poco funcionaba en pleno centro histórico, la Central del pueblo, una antigua vecindad convertida en espacios para talleres, cursos y conferencias, el cual tenía entre sus objetivos “la intervención, recuperación y resignificación de espacios urbanos y la construcción de iniciativas participativas que tienen como objetivo crear comunidad alrededor del arte y la cultura.” Objetivos muy loables sin duda, esperemos que vuelvan pronto a la actividad. Más recientemente se han abierto espacios para producción y educación artística como Soma y Neter, ambos en la colonia San Pedro de los pinos, los cuales, cada uno a su modo, contribuyen a la discusión sobre el uso readaptativo de la arquitectura.
Lorenzo Rocha

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