jueves, 30 de mayo de 2013

EXPERIMENTACIÓN

La arquitectura se diferencía de las demás artes en muchos de sus aspectos y materias de estudio, pero sin duda el principal radica en su naturaleza utilitaria. Antes de cualquier consideración estética, el arquitecto debe cumplir con los requerimientos técnicos que satisfagan las necesidades de los usuarios de los espacios construidos por él. Salvo en contadas ocasiones, el arquitecto diseña y construye para alguien más, por lo que la experimentación conlleva una carga de responsabilidad mayor que si se tratara de un trabajo personal. La práctica de la arquitectura comprende una gama muy amplia de problemas que se plantean en la solución de los edificios, estos van desde el presupuesto, permisos de construcción, trámites y requisitos legales, hasta las soluciones topográficas, ergonómicas, estructurales, mecánicas, tecnológicas y funcionales, que deben considerarse simultáneamente para garantizar el éxito del proyecto. Algunos arquitectos han considerado a la estética como una consecuencia de la correcta solución de todos los problemas técnicos de la construcción, tal como se puede interpretar en la siguiente frase de Antonio Gaudí, quien consideraba a “la belleza como el resplandor de la verdad”.
Si hay tantos límites para la práctica del diseño dentro del proyecto arquitectónico, entonces ¿dónde queda el lugar para la experimentación? En primera instancia existe un campo muy amplio para la experimentación arquitectónica en el campo de la teoría y en algunas corrientes de pensamiento filosófico. Cuando el arquitecto desarrolla su capacidad de cuestionamiento acerca de los programas de necesidades y de los valores simbólicos de su trabajo, hay un horizonte casi infinito de posibles reflexiones. En segundo lugar, la experimentación arquitectónica se puede conducir por el camino de la interpretación poética de la fenomenología de la percepción. Mediante el uso de estímulos sensoriales de todo tipo, que conduzcan al usuario a un estado de atención en cual los sonidos, colores, aromas y otros estímulos le provoquen emociones. Por último, si el arquitecto es consciente de las constantes que limitan sus márgenes de acción, si domina la técnica, puede ser capaz de utilizar dichos límites físicos para crear innovaciones técnicas que optimicen su labor sin salir de los parámetros establecidos. Sin embargo, debe asumir que el progreso tecnológico dentro de la construcción es muy lento, aunque siempre se podrá dar un nuevo significado a los materiales y técnicas que siempre han existido.
Lorenzo Rocha

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog

Seguidores

Archivo del blog

Contribuyentes