jueves, 26 de noviembre de 2015

ARQUITECTOS CRÍTICOS

El elemento crítico de la arquitectura no se puede resumir en características formales específicas, solamente se puede identificar como parte de la postura filosófica del arquitecto, la cual en el mejor de los casos se refleja en sus obras y no pertenece a una época o estilo específicos, sino a una actitud dirigida por el cuestionamiento y problematización de los parámetros de cualquier proyecto.

Por ejemplo, la arquitecta francesa Anne Lacaton explicó en 2014, durante una entrevista al diario español El País, que hace casi veinte años a ella y a su socio Jean-Philippe Vassal les encargaron reformar la plaza de Léon Aucoc en Burdeos como parte de un programa de “embellecimiento”. Ellos fueron a la plaza, comprobaron que los árboles estaban bien puestos en el perímetro, junto a las bancas y que la gente convivía alegremente en la plaza y jugaba a la petanca. Hablaron con los vecinos y finalmente presentaron un informe al ayuntamiento asegurando que “el embellecimiento de la plaza no era posible”, la plaza ya tenía encanto, calidad y vida. Como única intervención propusieron limpiarla más a menudo. Una actitud indudablemente crítica les llevó a una postura que excluía una intervención en la plaza.

¿Es posible hacer arquitectura sin construir nada nuevo? Los arquitectos Lacaton y Vassal respondieron afrimativamente de manera tácita a esta pregunta, mediante la actitud crítica que adoptaron frente a la encomienda del ayuntamiento de Burdeos. Sin embargo, la respuesta negativa de Lacaton y Vassal, frente al encargo, solamente podría ser considerada como arquitectura crítica en su "grado cero", una especie de respuesta bartelbiana al encargo, un: "Preferiría no hacerlo", ante la solicitud del ayuntamiento, citando al personaje de Herman Melville.

El segundo caso en el que se muestra la postura crítica de Lacaton y Vassal es el Palais de Tokio, ubicado a escasos metros de los jardines de Trocadero en París. El edificio, un viejo pabellón ferial construido en 1937, fue convertido en recinto de producción y exhibición artística e inaugurado en el año 2001. Para la transformación de los espacios abandonados en salas de exhibición, los arquitectos optaron por retirar todo el material que consideraron superfluo para dejar las galerías lo más abiertas posible, una solución que ha sido muy apreciada por los artistas que han mostrado su trabajo e intervenido los espacios desde su apertura.

La pareja de arquitectos franceses ha realizado numerosos proyectos durante los últimos 15 años en los que ha perseguido la eficiencia constructiva y económica para conseguir el máximo posible de metros cúbicos para sus usuarios. Para ello, han recurrido a soluciones poco convencionales como la adaptación de invernaderos para ser utilizados como viviendas.

Lorenzo Rocha

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