jueves, 19 de noviembre de 2015

ARQUITECTURA EN CRISIS

La arquitectura que se hace actualmente se encuentra en una profunda crisis, de todas las obras que se construyen anualmente en el mundo, solamente participan arquitectos en una parte muy reducida de ellas, que puede ser hasta de la décima parte del total de las construcciones, según la región del mundo que se tome para el análisis. Las causas son por una parte ajenas al gremio arquitectónico, y por la otra, responsabilidad directa de los profesionistas. La economía, la globalización y la política han propiciado un sistema capitalista neoliberal que en general ha prescindido de los proyectos arquitectónicos, a favor de la optimización de la producción industrial de viviendas, reduciendo la participación de la gran mayoría de los arquitectos a las obras icónicas en las grandes ciudades.

También muchos factores sociales han provocado la expansión informal de las ciudades, mediante la autoconstrucción, principalmente en países subdesarrollados, lo cual excluye la participación de los arquitectos en dichos procesos. Por su parte los propios arquitectos han contribuido considerablemente a su propia exclusión, apartándose voluntariamente de las áreas profesionales que no les reportan beneficios palpables, como son las ganancias económicas, ni aquellos beneficios impalpables y simbólicos, como la notoriedad y la fama. El resultado es que hoy en día, solo una mínima parte de los arquitectos trabaja en campos relacionados a su especialidad y la arquitectura culta, aquella que se publica en los medios y que se discute en las academias, es mayormente desconocida para el público en general y no contribuye significativamente al bien común.

La crisis que afecta a la arquitectura moderna ha cumplido ya al menos 43 años, si tomamos la demolición de los edificios habitacionales Pruitt-Igoe en Saint Louis Missouri, llevada a cabo el 15 de julio de 1972, como el hecho que marca su fracaso definitivo. Charles Jencks argumenta en su libro "El lenguaje de la arquitectura posmoderna", publicado en 1977, que la demolición de este conjunto construido por Minoru Yamasaki en 1955, constituye un acto que simboliza la muerte del Movimiento Moderno. Desgraciadamente el arquitecto estadunidense de origen japonés Minoru Yamasaki (1912-1986), autor del conjunto, pasará a la historia más que por sus construcciones, por la forma violenta en que desaparecieron dos de ellas, ya que como todos sabemos también él fue el arquitecto responsable de construir la Torres Gemelas casualmente construidas en 1972, coincidiendo con la demolición de su otra obra icónica. La destrucción de las Torres Gemelas durante un ataque terrorista el 11 de septiembre de 2001, ha sido vista como un golpe decisivo a la hegemonía mundial del occidente, por parte de sus enemigos islámicos, hechos que exceden por mucho al ámbito arquitectónico y operan en la esfera geopolítica, sin embargo, que las torres hubieran sido identificadas por los terroristas como el objetivo principal y más vulnerable de la cultura estadounidense y como iconos representativos del mundo occidental, es un hecho que no debe ser (ni ha sido) soslayado por los críticos de arquitectura. ¿Pero acaso el gremio de aquitectos ha aprendido alguna lección?

Lorenzo Rocha

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