jueves, 4 de febrero de 2016

PRODUCCIÓN CREATIVA

En los medios profesionales del arte y de la arquitectura, se habla mucho de la creatividad, quizá demasiado. Indudablemente es un concepto con múltiples significados y que suscita, como es deseable, más preguntas que respuestas.

Si aceptamos la existencia de la industrias creativas, no podemos eludir  preguntarnos: ¿qué producen dichas industrias? Quizá deberíamos comenzar por definir lo que es una industria. La industria es un conjunto de medios de producción, si su fin es la creatividad, entonces dicha industria deberá reunir todos los medios necesarios para la producción artística: todos los medios materiales y recursos humanos que son indispensables para la actividad económica creativa.

La mayoría de las obras de arte y de los proyectos arquitectónicos resultan de la reflexión en torno a una premisa. En el caso de los artistas, las premisas son abiertas y dinámicas, en cambio las premisas que dan lugar a los proyectos arquitectónicos, aunque son complejas, derivan de la necesidad concreta de espacios para desarrollar actividades.

Hace unos días me fueron planteadas algunas preguntas en torno a la creatividad: ¿Qué estado mental se necesita para desarrollar una idea para un proyecto, para componer una pieza musical, para escribir una oración o verso, o para una nueva teoría? ¿Cómo se consigue el acceso a dicho estado mental? En realidad son preguntas que cada persona respondería de modo distinto, ya que se relacionan con la metodología de trabajo de cada persona y ésta a su vez se relaciona con la rutina diaria de cada artista.

Las respuestas en sí mismas pueden resultar extremadamente banales, lo importante es aquello que se produce como solución a una premisa. Solemos poner demasiada atención al "cómo". Al modo en que cada autor, artista o arquitecto responde a los planteamientos de sus contrapartes: los editores, curadores o clientes. El "qué" por sí mismo carece de importancia, no basta con describir la creación artística como un libro, un cuadro o una casa, es crucial conocer las características específicas de cada producto cultural, ahí es donde reside la creatividad de cada productor.

Estas condiciones son necesarias, pero no son suficientes para discutir el fenómeno de la creación artística. Hace falta preguntarse también "¿porqué?" La mayoría teme a esta pregunta y prefiere invertir toda su energía en responder acerca del "cómo". Sin embargo, los artistas más críticos son capaces de lidiar con los fundamentos de su actividad, al grado de reflejarlos con toda transparencia en sus creaciones.

Cuando los artistas y el público se preguntan porqué necesitan productos culturales, se amplía notablemente el horizonte de la producción creativa.

Lorenzo Rocha

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