En casi todos los
conjuntos habitacionales construidos por el Estado mexicano durante las décadas
de 1950 y 1960 además de las viviendas, se incluyeron servicios para sus
habitantes. Estos servicios abarcaron comercios, teatros, clínicas,
instalaciones deportivas y centros sociales, la motivación principal para su
construcción fue que las unidades habitacionales se encontraban a las afueras
de la ciudad y lejanas a los centros urbanos que ya contaban con dichos
servicios.
El Instituto Mexicano
del Seguro Social, fue uno de los pioneros de la vivenda colectiva en México.
El primer conjunto habitacional construido por el IMSS en 1957 fue en verdad
afortunado, ya que para el proyecto fueron convocados dos grandes arquitectos:
Mario Pani y Luis Ramos Cunningham. El proyecto, ubicado sobre el camino Real a
Toluca, en la delegación Alvaro Obregón al sur de la ciudad de México, exploró
una combinación muy elaborada entre casas bajas y bloques de apartamentos de
diversas dimensiones que varían entre cuatro y seis niveles de altura, los
cuales se localizan en los circuitos exteriores y centrales, sobre las
vialidades vehiculares. El elemento distintivo del conjunto es su centro
social, el cual contiene auditorio, gimnasio, escuela, guardería y algunos
comercios como la panadería, dado que el conjunto no se encontraba ligado al
tejido urbano. El proyecto también se distingue por su generosidad en cuanto a
espacios exteriores exclusivamente peatonales, entre los que se encuentran sus
jardines y corredores además de una gran plaza con un pabellón acústico para
representaciones teatrales y musicales al aire libre, diseñado por el
arquitecto Félix Candela. Sin duda los habitantes del conjunto se encontraron
en las condiciones idóneas para el fortalecimiento de sus lazos sociales y su
vida en comunidad.
Los primeros centros
sociales del IMSS se llamaron “Casa de la asegurada”, ya que iban dirigidos a
las madres de familia, quienes aprendían oficios y las utilizaban como
complemento vespertino de la educación escolar de sus hijos. El antropólogo
Pablo Landa ha realizado interesantes investigaciones de campo durante las
cuales ha entrevistado a muchos de los habitantes actuales de la Unidad Santa
Fe, que recuerdan la época en la que se mudaron a sus viviendas. Algunos de los
habitantes entrevistados por él afirman que si bien sus experiencias en los
nuevos conjuntos mejoraron notablemente sus calidad de vida, también
enfrentaron problemas sociales y disputas por los espacios comunes. Sin
embargo, para muchas personas mudarse a una unidad habitacional implicó dejar
atrás la marginalidad y la pobreza.
Lorenzo Rocha
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