La tensión política en la frontera entre México y los Estados Unidos ha inspirado a algunos artistas de ambos países a crear obras que toman el muro como un elemento con gran contenido simbólico.
El pasado 10 de enero se inauguró en Nueva York la exposición “Borders”, en la galería James Cohan. Entre las piezas reunidas en la muestra se encuentra “Amerika”, una escultura del artista tapatío Jorge Mendez Blake. Se trata de un muro de ladrillo que bloquea el espacio de la galería y que está apoyado sobre el libro “Amerika” de Franz Kafka, en el cual el autor checo narraba las experiencias de Karl Rossman, un jóven inmigrante europeo tras su llegada a la ciudad de Nueva York a principios del siglo XX.
No es casualidad que la iniciativa estadunidense de construir un muro a lo largo de su frontera sur evoque reacciones de rechazo por parte de los sectores creativos de la sociedad. Esto se debe en parte a que la propia iniciativa política es una estrategia para polarizar y dividir a la sociedad estadunidense, la materialización del muro en sí mismo no parece ser lo más importante, sino su presencia en los medios de comunicación y sus repercusiones en la popularidad del presidente de nuestro país vecino.
Hace un año, cuando se instalaron los prototipos para la contratación de empresas para la construcción de la barrera fronteriza, muy cerca de la frontera entre San Diego y Tijuana. El artista suizo Christoph Büchel publicó un manifiesto a favor de la preservación de los prototipos como esculturas, ya que considera que contienen un valor muy significativo desde el punto de vista cultural e histórico, por su relación con el movimiento artístico estadunidense conocido como “Land Art”. Dicha afirmación provocó polémica entre los expertos en arte contemporáneo, ya que no pueden considerar como arte una serie de objetos construidos con propósitos muy distintos a la expresión estética.
Sin embargo, es verdad que el significado de la frontera y el dolor que ha causado a tantas familias la pérdida de sus seres queridos que han fallecido en el intento de cruzarla, hace de los objetos un recordatorio de la división sociopolítica tan tajante entre ambas comunidades fronterizas. Si se trata de arte o arquitectura, no es tan importante como su repercusión en la moral de la sociedad mexicana. Parece ser que la misión simbólica del muro fronteriza ha sido satisfecha, aun mucho antes de ser construido.