La arquitectura privada no existe, tanto en en las ciudades
como en el campo, toda construcción nueva modifica lo anterior, ya sea
el contexto urbano, el espacio público o el entorno natural
prexistente.
¿Es la arquitectura un texto? esta pregunta es el título de un texto muy provocador escrito en 2004 por el diseñador, pintor y teórico argentino Tomás Maldonado, quien falleció el año pasado. La ciudad es sin duda una obra colectiva de todos sus habitantes y sí que puede ser leída como un texto histórico, ya que sus períodos y las ideas de sus creadores quedan plasmadas en los edificios de cada época.
La mayoría de los arquitectos por desgracia no son conscientes de que sus diseños causan efectos sobre el resto del espacio urbano y muchos sostienen que lo que hagan al interior del terreno que les han asignado está totalmente sujeto a los intereses de sus clientes y a sus criterios personales. Es evidente que no es así, desde luego el servicio profesional implica prioridades como la satisfacción de las necesidades de los usuarios del edificio, pero esto no se puede desligar del resto de los fenómenos urbanos circundantes y es mejor cuando esta condición es aceptada y el arquitecto es consciente de ella.
Paulo Mendes da Rocha, el gran arquitecto brasileño solía decir: “Esencialmente no existe la arquitectura privada, solamente es cuestión de identificar los distintos grados que existen entre lo público y privado”. Su consciencia de dicha condición pública es lo que le motivó a hacer proyectos tan afortunados como el Museo Brasileño de Escultura (comenzado en 1987 y terminado en 1995) y el SESC 24 de mayo (inaugurado en 2007) ambos en Sao Paulo. Dichos grados entre el carácter público y privado de las construcciones derivan del correcto análisis que los arquitectos hagamos de las inmediaciones de nuestros proyectos. Un solo proyecto afortunado, es capaz de catalizar gran cantidad de mecanismos positivos en una ciudad, como el desarrollo económico, el turismo y la riqueza cultural, pero solo puede hacerlo si su creador es consciente de ello. Los ejemplos sobran, basta analizar el impacto que cualquiera de las grandes obras de arquitectura moderna y antigua han tenido en sus barrios y en el desarrollo de las ciudades donde se han construido, para percatarse de la potencial importancia a nivel urbano de cualquier edificio nuevo.
Lorenzo Rocha