jueves, 21 de noviembre de 2019

CONSTRUCCIÓN LIMPIA

La construcción es una actividad mediante la cual se daña forzosamente el medio ambiente. Para conseguir la limpieza de la arquitectura no bastaría eliminar sus emisiones, sin embargo lo que se debe buscar es el equilibrio entre lo natural y artificial.

La preocupación por el cambio climático ha llegado en los tiempos más recientes a niveles de ansiedad. No es para menos, ya que los daños al medio ambiente son visibles por todo el mundo, desde el Amazonas hasta el Polo Norte. Sin embargo, también somos conscientes que el avance de un cambio en el equilibrio ecológico del planeta es muy lento, es probable que la emergencia que vivimos ahora sea un proceso que ha estado presente desde hace al menos 150 años y por lo tanto tarde más de un siglo en revertirse.
La arquitectura y el urbanismo son dos de las actividades más nocivas para los entornos naturales, desde la extracción de materiales minerales hasta la tala de los bosques y posterior pavimentación de las enormes áreas urbanas. No obstante, la construcción puede modificar la mayoría de sus prácticas contaminantes si se plantea de este modo. Hay que empezar por planificar obras que no generen desechos ni escombros, evitar emplear acero y concreto dentro de lo posible y usar materiales locales y sostenibles como la madera y la piedra natural.
Por desgracia, aun haciendo todos estos esfuerzos, la arquitectura en sí misma puede contribuir muy poco a mitigar el problema ecológico de fondo. Sus raíces están a la misma profundidad que las de nuestro sistema socioeconómico. La construcción es una actividad que deriva del crecimiento económico y mientras éste siga a la alza también ésta lo hará. Los arquitectos debemos comenzar a debatir con mayor intensidad el tema ecológico comenzando por reflexionar sobre los términos que empleamos en nuestros argumentos. Afrontémoslo, no existe tal cosa como un “rascacielos verde” y mucho menos un “aeropuerto sostenible”, es muy importante afrontar la realidad y evitar estos eufemismos, que solamente nos alejan de las posibles soluciones ante la destrucción de la naturaleza. Mucho más aún cuando los términos como el “Greenwashing” se utilizan en campañas publicitarias que aprovechan la preocupación ecológica generalizada para hacer negocios y limpiar la imagen de las empresas constructoras y de los promotores inmobiliarios.
Lorenzo Rocha

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