jueves, 14 de abril de 2022

PROPÓSITO

El arquitecto Fernando Quesada argumenta de modo muy profundo, el desprestigio de la función en la teoría de la arquitectura en Occidente durante la era moderna. El autor de “La función de la función”, menciona el libro de Adolf Behne Der Moderne Zweckbau (1923) como el primer antecedente de la discusión sobre el tema.


La traducción literal de la palabra alemana Zweckbau es “construcción con propósito”. En la época en la que Adolf Behne escribió su célebre libro Der Moderne Zweckbau (1923), se consideraba a la función como sinónimo de lo adecuado, tanto del punto de vista estético como mecánico. En nuestros tiempos es cada vez más necesario actualizar esta discusión ideológica, tan desgastada por la retórica, para que recupere la importancia que sigue teniendo, ya que indiscutiblemente la utilidad no deja de ser uno de los valores primordiales de la arquitectura. Una parte del equívoco suscitado por el funcionalismo, fue la escisión entre función y forma, convirtiéndolos en términos si bien no opuestos, generadores de conflictos y oposiciones inexistentes.

La concepción griega de la ciudad y su binomio cosmos-mundus, fue desarticulada por la implementación del orden político romano y de la propiedad privada de la tierra. Con la pérdida del orden griego, llegó la ruptura de la unidad entre forma, estructura y función, con una diferenciación entre ellas, inducida por los romanos. Dicha escisión consistió en la separación entre las partes decoradas del edificio, de aquellas útiles. De ese modo quedó separado el tratamiento de las superficies y de los volúmenes, al igual que se separó a la construcción de la composición y en suma se diferenció a la arquitectura de la realidad urbana.

Hoy en día estamos en posición de romper estas dicotomías, aclarando que ahora la función se refiere en realidad a la eficiencia de lo construido, la adecuación es su precisión estética, mientras que el propósito corresponde a la esencia de la arquitectura: a la unidad indisociable entre forma-estructura-función.

Pensando en la importancia de la recuperación del propósito de la arquitectura, está también la unificación de lo simbólico con lo útil, o mejor dicho, de la utilidad de lo simbólico. El valor de uso es según Lefebvre, el código unitario del espacio, dicho valor contempla tanto su traducción cuantitativa expresada en el área útil de las construcciones, como en su valor simbólico, cualitativo, que corresponde a la adecuación o precisión de su respuesta  a las condiciones sociales y estéticas del lugar antropológico donde se origina.

Lorenzo Rocha

 

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