Durante las últimas dos décadas, hemos tenido acceso a información y a materiales gráficos como nunca antes tuvimos. También se han desarrollado programas informáticos con alta capacidad para generar imágenes casi iguales a la realidad, pero los utilizamos con escasa imaginación.
Recuerdo que cuando era estudiante en los años ochenta, para conseguir una fotografía aérea era necesario acudir a la empresa Aerofoto y explorar unos carretes de negativos de los vuelos más recientes, hasta encontrar el lugar buscado. Una vez localizada la imagen, se señalaba el área con un rotulador y los empleados de la empresa imprimían y revelaban la fotografía una semana después. Para verlas en tres dimensiones había que recurrir a pares estereográficos y a una gafas especiales. Todo esto el día de hoy es tecnología jurásica, se pueden obtener imágenes y modelos satelitales inmediatamente y de manera gratuita.
También recuerdo, con nostalgia los montajes fotográficos que hacíamos a mano, en los que combinábamos fotografías de los lugares elegidos, con nuestros propios dibujos en perspectiva e incluso con objetos y personajes históricos o insólitos, solíamos colocar una fotografía de Le Corbusier como escala humana.
Durante los años setenta, algunos grupos contraculturales como Superstudio, Archizoom y Archigram, así como el arquitecto Cedric Price, crearon fotomontajes fantásticos que pintaban un futuro distópico. Estos grupos crearon imágenes con sentido irónico y absurdo, como el proyecto "Monumento continuo" de Superstudio, el cual planteaba una estructura tan grande, que no podría percibirse como un edificio, pero daría la vuelta al planeta y en ella las personas podrían vivir sin preocuparse por nada. Con recursos muy limitados, estos grupos radicales fueron capaces de transmitir sus ideas críticas, las cuales siguen ejerciendo influencias importantes en los arquitectos de la actualidad.
Sería entonces lógico pensar que con todas estas herramientas, en la actualidad seríamos capaces de producir imágenes que representen escenarios futuros hasta ahora inconcebibles, pero por alguna razón no es así, seguimos conformándonos con mostrar imitaciones de la realidad.
Lorenzo Rocha
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