jueves, 28 de marzo de 2024

RENTABILIDAD

Friedrich Engels escribió en 1843 sus “Apuntes para una crítica de la economía política”, un texto que explica como los excedentes de la economía capitalista de aquella época tendían cada vez más a la creación de una escasez programada, en cuanto al suelo apuntó: “La rentabilidad del suelo está en incremento infinito mediante la aplicación de capital, trabajo y ciencia.”
Dentro de la economía política, existen dos conceptos que frecuentemente se interpretan como opuestos pero que en realidad no lo son. Se trata de la renta del suelo y la reproducción del espacio social. Es importante señalar que tampoco son sinónimos, diríamos más bien que se trata de factores que pertenecen a los mecanismos de producción del capitalismo. La rentabilidad del suelo se relaciona directamente con la escasez del mismo, ya sea para cultivo o para ser ocupado por viviendas. Muchas veces esta escasez es provocada por la especulación que los terratenientes impulsan, dejando ociosos grandes solares para obtener mayor rentabilidad a mediano plazo. El estado intenta contrarrestar la especulación mediante los impuestos sobre bienes inmuebles, sin embargo, éstos nunca son suficientes.
Por otra parte está el suelo ocupado por las actividades sociales y políticas de los habitantes, lo cual propicia la reproducción del espacio social. Los espacios desocupados no producen dicho tipo de espacio, por lo tanto, dicha ocupación del suelo lo introduce en el sistema económico sin el cual no es posible su reproducción social. Por todo esto, la rentabilidad económica y los lazos sociales que se establecen en los espacios ocupados por las personas están ligados el uno al otro de manera indisociable. El hecho de que los actividades tendientes al refuerzo de los lazos sociales, no posean aparentemente un “valor comercial”, requieren de espacio para desarrollarse y estos si lo tienen, así que la producción del espacio social también está sujeta a las leyes de la oferta y la demanda.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 21 de marzo de 2024

CIUDAD COMO PRODUCTO

Las relaciones entre el espectáculo y los poderes políticos y económicos han sido una preocupación de los filósofos del siglo XX. En particular el francés Guy Debord quien escribió un célebre libro en 1967 titulado “La sociedad del espectáculo”, el cual más tarde completó con “Comentarios a la sociedad del espectáculo”, en 1988.
Existen dos formas de entender a la ciudad como producto. La primera, dentro de su concepción marxista, plantea a la ciudad como un producto social e histórico en relación con los medios de producción del capitalismo. Autores como Henri Lefebvre, David Harvey y muchos más retoman esta concepción en sus trabajos, en los cuales analizan la producción social del espacio urbano. La segunda forma de ciudad como producto es aquella relacionada con la mercadotecnia urbana, en la cual muchas ciudades por todo el mundo han utilizado técnicas comerciales para atraer inversiones. Estas ciudades han creado sus lemas y se han apoyado en la arquitectura y en el urbanismo para alcanzar sus objetivos económicos y políticos. Desde hace casi cuatro décadas, se ha impulsado una arquitectura y urbanismo que se apoya en los valores del espectáculo, en los términos descritos por Debord en 1967. En realidad ambas son una sola, simplemente se diferencian por que pertenecen a dos etapas distintas de la evolución del capitalismo.
En la concepción actual de la ciudad es imposible eludir la idea de consumo, incluso se habla del modo como los habitantes ‘consumimos’ el espacio público, la innovación está ligada directamente con el capital político, lo cual nos deja entre solo dos opciones: ser consumidores o votantes. En este sentido no cabe duda que el interés social total ha sido pervertido por la mercadotecnia.
Hoy en día el famosos ‘Efecto Guggenheim’ ha ido mucho más lejos que la promoción de una ciudad mediante un edificio singular, ahora hay ciudades enteras que se construyen como parques temáticos, uno de los casos más extremos es Asjabad, la capital de Turkmenistán, que realmente parece un centro comercial de grandes dimensiones.
Lorenzo Rocha
 

jueves, 14 de marzo de 2024

PROYECTO ÉTICO

En una revisión de publicaciones en las que he escrito, he releído la introducción al número 119 de la revista italiana Lotus International del verano de 2003, en la que escribí un ensayo sobre la Casa de Rudolf M. Schindler.

El arquitecto y teórico italiano Pierluigi Nicolin, ha dirigido la revista Lotus durante 46 años (desde 1977). Durante este período la publicación ha sostenido un debate continuo sobre la teoría y la práctica de la arquitectura. En el número 119, que llevó el título: Modern Inside out, la revista analizó ocho casas modernas, entre las que se encontraban la Casa de Luis Barragán y la de Rudolf M. Schindler, entre otras, como la casa en Cap Martin de Eileen Gray y el “Cabanon” de Le Corbusier.
La introducción escrita por el editor contiene conceptos relevantes aun ahora que han transcurrido dos décadas desde su publicación, traduzco algunos párrafos: “Aquello que es correcto no es plenamente determinable de manera independiente de la situación en la que acontece. Cuando la arquitectura se propone representar el modo óptimo para habitar, puede alcanzar su estado de perfección, pero solamente para un entorno particular. La puesta en práctica de tal propósito implica necesariamente la consideración del saber espacial en la inmediatez de su contexto. Si debo señalar por economía, algún elemento que unifique a todos los casos, sería el hecho de que todas las casas notables tienen el objetivo común de replantear el hábitat. Las buenas casas, según Leon Battista Alberti, tienen la capacidad de redimir a sus habitantes, a esto podríamos añadir que los buenos edificios también podrían salvar a nuestras ciudades y a la convivencia en ellas. Desde este punto de vista, retomar la postura ética ayudaría a revertir la manera de actuar puramente utilitaria y materialista, que en su objetivo de justificar normas éticas impersonales, ignora a las personas en su totalidad e integridad, ligadas a los hechos y a los sentimientos.” 
Esta discusión ética está aun muy lejos de llegar a una conclusión, ya que en los últimos 20 años el horizonte de la arquitectura ha ido más allá de sus referentes modernos y ha incursionado en el campo de la totalidad social.
Lorenzo Rocha

 

jueves, 7 de marzo de 2024

DILEMA EDITORIAL

La fotografía nació en paralelo con la evolución de la arquitectura moderna, es natural que ambas artes compartan intereses en el espacio construido y maneras de expresión que a su vez también son similares a las de la cinematografía.

Desde hace décadas se ha discutido el efecto que las publicaciones ha tenido sobre la producción y difusión de la arquitectura. En un análisis como el que  Beatriz Colomina  hace en su libro “Privacidad y publicidad. La arquitectura moderna como medio de comunicación”, expone que la fotografía es una parte indisociable de la arquitectura como la conocemos ahora, que ambas formas de expresión han compartido destinos desde la invención de la segunda. Otros autores como Juhani Pallasmaa y Neil Leach han sido más críticos acerca de los efectos nocivos que la publicidad ha tenido sobre los proyectos arquitectónicos.
Falta aún escuchar el punto de vista de los editores, en defensa de sus criterios. Algunos de nosotros los arquitectos que hemos colaborado desde ambos frentes, tanto en proyectos como en publicaciones, podríamos testificar aportando nuestras experiencias.
Personalmente he transitado entre el modo tradicional y objetivo de presentación de mis proyectos, a un modo distinto, que considero más consciente de la interacción que las personas tienen con ellos. Las revistas y los libros requieren de imágenes atractivas visualmente y para ello, utilizan fotografías profesionales en las cuales escenifican el espacio del proyecto y omiten a las personas y a sus objetos cotidianos, además eligen condiciones óptimas de iluminación natural y artificial, además de climas ideales. Sin embargo, la mayor parte del tiempo los espacios existen de maneras mucho más orgánicas y hasta cierto punto desordenadas. 
A lo largo de mi carrera he perdido interés en las publicaciones especializadas en arquitectura y me he centrado en la aparición de los espacios que he construido en las redes sociales de los habitantes. Me interesa más la vida de estas construcciones a lo largo del tiempo, que su aspecto estático y escénico, congelado en un momento del tiempo. Todo depende de la naturaleza de los espacios que producimos y de lo que cada uno de nosotros entendemos como calidad y cultura arquitectónicas.
Lorenzo Rocha

lunes, 4 de marzo de 2024

Forma abierta (17 radio)

El próximo miercoles 6 de marzo las 19:00 (México). Conversaremos con el arquitecto William Brinkman-Clark, acerca de las reacciones en contra del determinismo arquitectónico y las posibilidades de proyectos dinámicos y cooperativos..

Sintonicen 17radio.org

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