jueves, 7 de marzo de 2024

DILEMA EDITORIAL

La fotografía nació en paralelo con la evolución de la arquitectura moderna, es natural que ambas artes compartan intereses en el espacio construido y maneras de expresión que a su vez también son similares a las de la cinematografía.

Desde hace décadas se ha discutido el efecto que las publicaciones ha tenido sobre la producción y difusión de la arquitectura. En un análisis como el que  Beatriz Colomina  hace en su libro “Privacidad y publicidad. La arquitectura moderna como medio de comunicación”, expone que la fotografía es una parte indisociable de la arquitectura como la conocemos ahora, que ambas formas de expresión han compartido destinos desde la invención de la segunda. Otros autores como Juhani Pallasmaa y Neil Leach han sido más críticos acerca de los efectos nocivos que la publicidad ha tenido sobre los proyectos arquitectónicos.
Falta aún escuchar el punto de vista de los editores, en defensa de sus criterios. Algunos de nosotros los arquitectos que hemos colaborado desde ambos frentes, tanto en proyectos como en publicaciones, podríamos testificar aportando nuestras experiencias.
Personalmente he transitado entre el modo tradicional y objetivo de presentación de mis proyectos, a un modo distinto, que considero más consciente de la interacción que las personas tienen con ellos. Las revistas y los libros requieren de imágenes atractivas visualmente y para ello, utilizan fotografías profesionales en las cuales escenifican el espacio del proyecto y omiten a las personas y a sus objetos cotidianos, además eligen condiciones óptimas de iluminación natural y artificial, además de climas ideales. Sin embargo, la mayor parte del tiempo los espacios existen de maneras mucho más orgánicas y hasta cierto punto desordenadas. 
A lo largo de mi carrera he perdido interés en las publicaciones especializadas en arquitectura y me he centrado en la aparición de los espacios que he construido en las redes sociales de los habitantes. Me interesa más la vida de estas construcciones a lo largo del tiempo, que su aspecto estático y escénico, congelado en un momento del tiempo. Todo depende de la naturaleza de los espacios que producimos y de lo que cada uno de nosotros entendemos como calidad y cultura arquitectónicas.
Lorenzo Rocha

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