Friedrich Engels escribió en 1843 sus “Apuntes para una crítica de la economía política”, un texto que explica como los excedentes de la economía capitalista de aquella época tendían cada vez más a la creación de una escasez programada, en cuanto al suelo apuntó: “La rentabilidad del suelo está en incremento infinito mediante la aplicación de capital, trabajo y ciencia.”
Dentro de la economía política, existen dos conceptos que frecuentemente se interpretan como opuestos pero que en realidad no lo son. Se trata de la renta del suelo y la reproducción del espacio social. Es importante señalar que tampoco son sinónimos, diríamos más bien que se trata de factores que pertenecen a los mecanismos de producción del capitalismo. La rentabilidad del suelo se relaciona directamente con la escasez del mismo, ya sea para cultivo o para ser ocupado por viviendas. Muchas veces esta escasez es provocada por la especulación que los terratenientes impulsan, dejando ociosos grandes solares para obtener mayor rentabilidad a mediano plazo. El estado intenta contrarrestar la especulación mediante los impuestos sobre bienes inmuebles, sin embargo, éstos nunca son suficientes.
Por otra parte está el suelo ocupado por las actividades sociales y políticas de los habitantes, lo cual propicia la reproducción del espacio social. Los espacios desocupados no producen dicho tipo de espacio, por lo tanto, dicha ocupación del suelo lo introduce en el sistema económico sin el cual no es posible su reproducción social. Por todo esto, la rentabilidad económica y los lazos sociales que se establecen en los espacios ocupados por las personas están ligados el uno al otro de manera indisociable. El hecho de que los actividades tendientes al refuerzo de los lazos sociales, no posean aparentemente un “valor comercial”, requieren de espacio para desarrollarse y estos si lo tienen, así que la producción del espacio social también está sujeta a las leyes de la oferta y la demanda.
Lorenzo Rocha
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