jueves, 1 de julio de 2010

PASO LIGERO


La situación medioambiental que vivimos en la actualidad, donde sobran las malas noticias sobre desastres ecológicos de todo tipo, nos insta a reflexionar sobre nuestra actitud frente a la naturaleza y a pensar cada vez más sobre nuestra “huella ecológica”. Un lugar donde parece que se ha llegado a un punto muy equlibrado entre el modo de vida basado en la promoción del turismo de bajo impacto ecológico, es la republica de Botswana, en el sur del continente africano. El país tiene una escasa población y un patrimonio natural inmenso, basta citar el caso del delta del río Okavango que desciende desde Angola, donde porciones de tierra enormes, de alrededor de 25000 hectáreas, son concesionadas a establecimientos turísticos donde se aloja a un máximo de 20 personas a la vez. Un ejemplo que demuestra un alto nivel de calidad arquitectónica es el campamento Xudum, diseñado por la firma sudafricana encabezada por el arquitecto Nicholas Plewman.

El conjunto de cabañas y la zona de estancia, estan construidas enteramente con madera y no se han utilizado cemento, cristales ni hierro. De este modo, al terminar la concesión por la cual el complejo opera en la reserva, las edificaciones pueden ser desmontadas y el sitio que ocupan regeresará a su estado original. La filosofía del consorcio turistico Andbeyond, se basa en el “cuidado de la tierra, cuidado de la fauna y cuidado de la gente”, una fórmula por demás alentadora, si se toma en cuenta el efecto devastador que el turismo masivo ha provocado en tantos entornos naturales del mundo.

La experiencia de países como Botswana y Tanzania en África o Costa Rica en América, nos enseña que el desarrollo económico y creación de empleos es compatible con el deseo de conservación natural y humana. La clave para conseguirlo es una planificación espacio-temporal que permita disfrutar de los entornos naturales durante un período determinado, en condiciones de un espacio fundamentado en la arquitectura reversible. Esta filosofía nos invita a “pisar ligero”, para que nuestras huellas después puedan ser borradas.

Lorenzo Rocha

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