viernes, 27 de abril de 2012
OBJETIVIDAD
El espacio es la parte fundamental de la externalidad de la arquitectura. Para construir una noción positiva de la realidad espacial, es necesario construir una tríada entre lo subjetivo, lo objetivo y la intersubjetividad. Cada sujeto entra en contacto con los espacios que le rodean e irreflexivamente construye una interpretación de los estímulos sensoriales que dicho ambiente le proporciona. Pero, para que dicha interpretación pueda acercar al sujeto a la noción de objetividad del espacio, es necesario que al menos otro sujeto también lo haya percibido. De este modo, mediante el lenguaje, ambos sujetos comparan sus interpretaciones de los estímulos percibidos, construyendo una noción intersubjetiva. Es lógico que habrá consenso en la mayoría de las características del objeto o espacio, pero seguramente también habra disenso, ya que, necesariamente, algunos detalles serán percibidos de modo distinto por dos o más sujetos, debido a diferentes interpretaciones que derivan de las experiencias pasadas de cada uno. Sin embargo, la relación intersubjetiva permitirá construir la noción de objetividad necesaria para que se pueda afirmar que el espacio u objeto observado pertenece a la realidad. Este es precisamente el “sistema de aproximaciones” que otros filósofos como Kant, utilizan en sus discursos estéticos: la triangulación entre el sujeto, el objeto y los otros sujetos.
Es de vital importancia para los arquitectos evitar dar por hecho que las demás personas coincidirán siempre en la interpretación objetiva de los espacios que se producen dentro de cualquier proyecto, por sencillo que éste sea.
Lorenzo Rocha
domingo, 22 de abril de 2012
Lorenzo Rocha
http://www.noritoshi.com/barragan.html
jueves, 19 de abril de 2012
ARTE EFÍMERO
La nueva exposición de la colección Jumex en Ecatepec, Poule! curada por Michel Blancsubé, abre sus puertas al público el día de mañana. El título se refiere a la exclamación que utilizan quienes lanzan los discos de barro que se utilizan para el tiro al plato, deporte que consiste en tirar con escopeta a los discos lanzados desde una plataforma. El curador de la exposición explica que las cerca de 70 obras expuestas en los 900 metros cuadrados de la galería de la colección, han sido colocadas sin tema específico, como provocaciones intuitivas y aisladas para que el espectador siga sus propias reflexiones sin una guía determinada. Como en el tiro al plato, no se puede acertar a todo lo que se mueve, por ello he apuntado mi “escopeta” a dos piezas de la muestra, colocadas en sitios distintos, que me llevan a hacer consideraciones respecto a su caracter fugaz, que las podría caracterizar como piezas efímeras de arte.
La primera de ellas es Woman with a Camera, una serie de 19 diapositivas realizada en 2009 por Anne Collier. La serie recoge una breve secuencia de fotogramas de la película “Los ojos de Laura Mars” (dirigida por Irvin Kershner en1978), en las cuales la actriz principal, Faye Dunaway aparece fotografiando con su cámara con un gesto de angustia, ya que a través de sus ojos tiene visiones de un asesinato ocurrido recientemente. La artista hace una recompsición de los fotogramas cinematográficos mediante su cámara de 35 milímetros y los convierte en imágenes de formato cuadrangular, captura y ralentiza una secuencia que en la película dura menos de un segundo, ya que la mayoría de las camaras de cine capturan hasta 72 cuadros por segundo. La pieza de Collier amplía la experiencia visual que cualquier espectador pasaría por alto cuando ve una película y con ello resignifica las imágenes capturadas.
En la muestra se expone otra obra efímera, se trata de un montaje que se compone de cinco proyectores de video sincronizados, que proyectan las pieza Proyecto para un Memorial, del artista colombiano Óscar Muñoz. La obra realizada entre 2004 y 2005 consiste en una colección de dibujos realizados con agua sobre una superficie de concreto. El artista se filma dibujando los rostros de personas desaparecidas durante la guerrilla en su país, que apenas aparecen, comienzan a esfumarse por la evaporación del agua sobre el concreto. Se trata de una obra que expresa claramente como las víctimas de la violencia son olvidadas casi de inmediato después de su desaparición y a la vez, la imposibilidad de crear monumentos u obras artísticas que los conmemoren con justicia.
Lorenzo Rocha
jueves, 12 de abril de 2012
ARQUITECTURA DEL DESASTRE
Cuando ocurren desastres naturales de grandes proporciones, se requiere edificar un gran número de construcciones efímeras, tal como lo pudimos constatar durante el reciente terremoto y tsunami en Japón y el mismo fenómeno que azotó el sureste de Asia hace siete años. Los desastres telúricos o climáticos son sucesos aislados del poder humano de los cuales prácticamente no podemos protegernos más alla de cierta escala. De algún modo nos recuerdan que somos tan sólo una pequeñísima parte de la naturaleza y que nuestras capacidades no deben jamás ser sobrestimadas.
Cientos de miles de personas perdieron la vida en cuestión de minutos y otros tantos se quedaron sin vivienda de inmediato. Se tuvieron que adaptar espacios deportivos para alojar a los damnificados y de igual modo los hospitales se saturaron y se debieron improvisar centros de atención médica incluso al aire libre.
Los gobiernos de muchos de los países afectados por dichas catástrofes se dieron a la tarea de construir nuevos asentamientos para las personas desplazadas de sus lugares de origen, se reubicaron cientos de miles de familias que solían ser habitantes de las costas, en asentamientos tierra adentro. En India, Srilanka, Maldivas, Tailandia e Indonesia se edificaron miles de casas con ayuda económica y técnica de muchos otros países como Japón, Alemania y Holanda.
Shigeru Ban, es un arquitecto japonés especializado en arquitectura efímera, trabaja con materiales reciclados desde el papel hasta el ladrillo de tierra prensada, él ha tenido mucha experiencia en la construcción de albergues y viviendas temporales en ocasiones de sismos y maremotos. En 2005 Ban construyó una aldea completa para pescadores en Kirinda, Srilanka. La construcción se llevó a cabo en pocos meses y resolvió la carencia de vivienda de los damnificados de la zona. Pero como bien sabemos, todo aquello que es provisional se convierte en permanente y es un asunto triste darse cuenta de que un proyecto tan inteligente en su momento, se pueda deteriorar tan rápidamente. Basta que tomemos un momento para comparar las fotografías de la obra en los sitios especializados en arquitectura, con otras imágenes tomadas por turistas o aficionados, para percatarnos del desfasamiento tan agudo que existe entre la percepción de la arquitectura desde el gremio profesional, confrontada con su estado pocos años más tarde y darse cuenta también mediante testimonios de sus usuarios, que precisamente las bondades pregonadas por los arquitectos coinciden con casi todas las quejas de los habitantes de las viviendas.
Lorenzo Rocha
jueves, 5 de abril de 2012
VISUALIZACIÓN ESPACIAL
La capacidad de visualización del espacio arquitectónico es una disciplina para la que estamos entrenados los arquitectos y algunos otros artistas como los escultores. Es una habilidad que puede ser transmitida mediante ejercicios sencillos en dos y tres dimensiones, mediante el arreglo lógico de figuras geométricas y sólidos platónicos. En la Facultad de Arquitectura de la UNAM, la materia era impartida durante los años setenta y ochenta por el escultor Mathias Goeritz, a quien conocemos por sus monumentales piezas de arte público como las Torres de Satélite (diseñadas con Luis Barragán), pero también por espacios habitables como su Museo experimental El Eco, donde muestra una capacidad de visualización total de la obra arquitectónica y escultórica combinadas en un solo espacio. Los ejercicios que Goeritz utilizaba para su clase eran claros derivados de la pedagogía que tuvo su origen en la Bauhaus, específicamente las técnicas de enseñanza de dos artistas: su compatriota Josef Albers y el suizo Johannes Itten. Curiosamente ambos artistas centraron sus teorías en el uso del color y publicaron respectivamente dos libros clásicos e indispensables para el estudio del arte moderno: El arte del color y La interacción del color. En ambos textos, incluidos sus ejercicios, el color y la forma determinan las técnicas de enseñanza de la visualización espacial. Quizá no fue coincidencia que Goeritz utilizara colores tan intensos en sus obras públicas, aunque es obvio que también Barragán influyo decisivamente en este aspecto de su producción.
Existe una patología neurológica llamada agnosia visual, que consiste en una alteración de la percepción que incapacita al sujeto para reconocer lugares, objetos o sensaciones que antes le eran familiares. En el estudio de dicha enfermedad, el doctor neurofisiólogo Ulrich Neisser, apunta a una serie de características que impedirían al paciente poder realizar cualquier tipo de visualización espacial: “El sistema cognitivo espacial nos da la capacidad de ‘revisitar mentalmente’, los lugares en los que hemos estado en alguna ocasión sin necesidad de volver a visitarlos, nos capacita incluso para recorrerlos en nuestra imaginación y recordar vivamente los detalles de estos espacios”. Los pacientes que sufren de agnosia visual, pierden esta capacidad y por lo tanto no podrían tener dichos recuerdos. La visualización arquitectónica capacita a los profesionistas del ramo a realizar dichos recorridos y a crear imágenes mentales similares de espacios que aún no han sido construidos y que existen tan solo en nuestra imaginación.
Lorenzo Rocha
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