Es destacable que la estrategia seguida por el gobierno entrante de la ciudad es el de limitar el desarrollo urbano, con la finalidad de frenar los abusos por parte de los promotores inmobiliarios. Es cierto que otorgando menores facilidades a los constructores se pueden corregir algunos vicios, pero también se frenará la inversión.
El año que está por comenzar plantea retos importantes para el sector de la construcción ya que la tendencia sostenida de crecimiento de los últimos años ha comenzado a ralentizarse. En todo proceso de cambio de tendencia los efectos económicos se notan en la industria de la construcción antes que en cualquier otra. El alza de precios de los materiales está directamente ligada al tipo de cambio de la moneda y la incertidumbre en materia financiera afecta directamente al inicio de nuevas obras. Se nota una ciudad con crecimiento económico cuando las grúas dominan el paisaje urbano.
La arquitectura también se verá en la necesidad de considerar ciertos replanteamientos, ya que hasta el momento ha estado ligada demasiado estrechamente al mercado inmobiliario. Los arquitectos mexicanos se han dedicado principalmente a solucionar proyectos de vivienda comercial durante los años más recientes. Probablemente ahora tendrán que comenzar a explorar otros campos para ejercer su actividad profesional. Sin embargo, la situación actual ofrece áreas muy interesantes para la innovación, los arquitectos quizá podrían marcar algunas tendencias, en lugar de seguir las que les imponen los empresarios y políticos. La toma de posición ideológica en el caso de los arquitectos es más necesaria ahora, que en cualquier otro momento. Por ejemplo, ¿cual será la postura que tomemos los arquitectos frente a la reconstrucción de edificios dañados por los sismos más recientes? Ahora que los incentivos para el rescate de edificios han disminuido, habrá que buscar otras formulas para solucionar las necesidades de vivienda para los damnificados por los desastres naturales. Es verdad que durante el gobierno pasado aumentó notablemente la corrupción a nivel urbanístico y esperamos que este fenómeno sea corregido por la actual administración. Pero la demanda de vivienda asequible continuará en aumento, por lo que reducir el ritmo de la construcción solamente agravará la escasez de vivienda. Está claro que lo que necesitamos es enderezar el camino del desarrollo urbano, cada quien deberá aportar lo que le sea posible, recursos, conocimientos y estrategias para que continúe creciendo la oferta de espacios para la ciudadanía que sean el campo fértil para las buenas prácticas dentro de la arquitectura, el urbanismo y la gestión del espacio público.
Lorenzo Rocha