jueves, 22 de agosto de 2019

CIUDAD DEL FUTURO

La realidad siempre supera a la ficción, ya que es imposible imaginarnos el futuro sin que éste contenga casi todos los elementos del presente. Las visiones apocalípticas de la ficción cinematográfica como lo que vimos en películas como Blade Runner, hoy en día ya han sido superadas por la realidad urbana.
La civilización occidental ha acarreado la obsesión de la utopía renacentista por más de quinientos años. Desde entonces se han diseñado planos y sistemas de todo tipo para alcanzar un ideal imposible de ciudad futura. Quizá lo que han olvidado los filósofos, políticos, economistas, urbanistas y arquitectos que se han dedicado a dicha tarea, es que una ciudad no se puede planificar y diseñar en su totalidad. Sabemos de sobra que las ciudades son las obras colectivas de todos sus habitantes, los cuales tienen casi todos distintas ideas y necesidades, que guían sus agendas en el campo político urbano, todos los habitantes urbanos estamos en constante búsqueda para hallar o crear los entornos que requerimos para nuestro buen desarrollo, pero en el campo urbano actúan gran diversidad de fuerzas, que casi siempre se oponen entre ellas y la forma final de la urbe resulta de la negociaciones entre los actores que actuamos en el campo. El último intento por instalar una ciudad desde sus inicios fue Brasilia, que sin duda es un logro importante, pero que después de cumplir 50 años demostró que la mayor parte de su población tuvo que instalarse en las periferias, ya que los diseños de Lucio Costa y Oscar Niemayer, no pudieron dar cabida a todas las personas. Hoy en día se habla mucho de las Smart Cities que se caracterizan por el uso de la tecnología para la optimización de los transportes y la seguridad ciudadana. Sin embargo en los sitios donde se han implementado estos sistemas como el reconocimiento facial, principalmente en Corea y China, los gobiernos los han aprovechado para ejercer control total sobre los ciudadanos y reducir notablemente su libertad de movimiento y opinión.
Probablemente ahora sea el momento adecuado para dejar de imaginar la ciudad idealizada y concentrarse en el fenómeno urbano presente. Cuando se estudia la ciudad desde la sociología se aprende que la arquitectura es hasta cierto punto secundaria, que son mucho más importantes las relaciones humanas y la diversidad de opiniones y culturas, que la homogeneización de los habitantes. Desde luego hay temas técnicos que influyen en la infraestructura urbana que deben ser tratados por expertos, elementos como las redes de abastecimiento eléctrico e hidráulico no se prestan a especulaciones formales.
Lorenzo Rocha

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