La historia de la arquitectura nos muestra una evolución en
las técnicas de la construcción, en la que la masa construida ha ido
disminuyendo paulatinamente para dar lugar a espacios interiores cada
vez más amplios. Desde las pirámides hasta los edificios altos, cada
vez se ha ido reduciendo el peso y la cantidad de material empleado.
La tecnología constructiva moderna, ha aportado al espacio arquitectónico una gran flexibilidad, gracias a la libertad estructural. Antes de que se usaran el acero y el concreto armado, era muy difícil contar con espacios diáfanos de grandes dimensiones, salvo en los casos en que se cubrían las obras con arcos, bóvedas y cúpulas. Pero el uso de dichas técnicas se reservaba principalmente para edificios públicos de mayor importancia como las iglesias y palacios.
En el Siglo XIX, la revolución industrial permitió la introducción de materiales elásticos asequibles casi para cualquier tipo de construcción. Con este cambio, los espacios habitables evolucionaron desde su propia concepción. Los muros portantes restringían las posibilidades de los proyectos, ya que toda construcción tenía que ser dividida en habitaciones. Ahora, existen en las viviendas y oficinas, espacios de usos múltiples donde es posible combinar todos los usos en un solo espacio. Hoy en día existen viviendas, ya sean apartamentos o casas, que cuentan con un solo espacio donde se llevan a cabo todas las actividades del programa: estar, dormir, comer, cocinar, lavarse, trabajar y jugar. La privacía, que también es indispensable para la salud física y mental de los miembros de una familia, se consigue aislado los espacios con paneles corredizos, cortinas o mamparas de cristal opaco.
La casa tradicional japonesa es un gran ejemplo de arquitectura flexible, solamente el baño y la cocina están fuera del espacio central de la vivienda, las demás actividades se realizan en un salón, que durante el día tiene una mesa baja y algunos cojines, por la noche se sacan los futones del armario y se convierte en dormitorio. Además, las divisiones de la casa tradicional japonesa son de madera y papel, las puertas son siempre corredizas. Un elemento muy importante en las casas niponas es el altar familiar o Butsudan. La religión shintoista contempla que la oración se realice en el hogar familiar, la mayoría de los Butsudan cuentan con objetos de arte y algunos con las cenizas de los antepasados, en todos se encienden diariamente papelitos de incienso para guiar a las almas en su camino al más allá.
Lorenzo Rocha
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