jueves, 2 de septiembre de 2021

ENCUENTRO

Entre los años 2011 y 2012, el arquitecto tijuanense Jorge Gracia, diseñó y construyó la casa vinícola y hotel Encuentro en el valle de Guadalupe, un proyecto notable de intervención en el paisaje.

Ahora que han transcurrido casi 10 años desde que se comenzó a construir la vinícola y hotel Encuentro en el valle de Guadalupe, vale la pena analizar su desempeño como uno de los proyectos de alojamiento y experiencia turística más destacados de la región. El conjunto se compone de múltiples construcciones de distintos tamaños, que se encuentran distribuidos en una gran extensión de terreno escarpado, que en su conjunto constituye una muy interesante intervención a nivel paisajístico. Las imágenes más conocidas hasta ahora son desde luego el edificio de la vinícola y las habitaciones que están construidas como cabañas distribuidas en las laderas de la colina que domina toda la vista del valle.
Sin embargo, existen dos construcciones notables de las que se ha hablado menos en los medios especializados en arquitectura y en turismo en general. Estas son: la villa Encuentro y la suite principal. Son dos piezas ligeramente distintas de las demás por su escala y detalles particulares. Dentro de la suite existe una gran roca que fue integrada al espacio habitable de manera magistral, de hecho la ducha de la habitación se encuentra justa al lado suyo. En lo que respecta a la villa, es indiscutible la gran calidad arquitectónica de todos sus detalles. Ésta cuenta con un gran salón integrado a una cocina y a una gran terraza de madera, además de dos habitaciones que gozan de un ambiente más íntimo y recogido, pero todo ello insertado de manera dramática en el paisaje.
Quizá la intención de construir el hotel en su totalidad dentro de la gran extensión de la colina donde se encuentra, tiene una leve desventaja comparado con un proyecto más compacto e integrado. Dicha desventaja consiste en la necesidad de transportarse en vehículos especiales desde el acceso, el vestíbulo y la vinícola, lo cual es sin duda  genera una cierta incomodidad para los huéspedes. El camino a pie desde la villa y desde el resto de las habitaciones, hasta el área de la piscina y restaurante, también presenta una cierta inconveniencia, ya que el intenso calor lo hace difícil y desde luego, imposible para personas mayores o discapacitadas. Quizá en el futuro sea posible subsanar estos inconvenientes para gozar al máximo la experiencia de este espléndido conjunto. ¿Quizá la solución podría ser un funicular? 
Lorenzo Rocha

 

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